Renuncia del director de Derechos Humanos del CGV

El director del Departamento de Derechos Humanos del Consejo General Vasco ha puesto su cargo a disposición de la institución preautonómica de Euskadi por considerar que carece de las mínimas facultades reales y, en consecuencia, de la autoridad moral necesaria para desarrollar la labor que le había sido encomendada.

El titular del departamento, José Ramón Recalde, informó ayer mediante un comunicado que el objetivo que se había marcado pasaba por la denuncia de aquellos atentados que el poder público pudiera cometer contra los derechos y libertades ciudadanas así como recordar a la...

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El director del Departamento de Derechos Humanos del Consejo General Vasco ha puesto su cargo a disposición de la institución preautonómica de Euskadi por considerar que carece de las mínimas facultades reales y, en consecuencia, de la autoridad moral necesaria para desarrollar la labor que le había sido encomendada.

El titular del departamento, José Ramón Recalde, informó ayer mediante un comunicado que el objetivo que se había marcado pasaba por la denuncia de aquellos atentados que el poder público pudiera cometer contra los derechos y libertades ciudadanas así como recordar a la sociedad vasca la responsabilidad en que incurre al soportar, sin protesta, el repetido ataque al más importante y básico de los derechos humanos, el de la vida.

José Ramón Recalde afirma que el proceso de democratización se ve empañado, entre otras cosas, por «el frecuente abuso en la utilización de las FOP, que sufren los que alteran el orden y los ciudadanos que nada tienen que ver con la alteración », así como por el trato inhumano al que se ven sometidos los presos. Tras enumerar otra serie de actitudes del poder central que en su opinión obstaculizan el proceso democrático, termina refiriéndose a la sociedad vasca a la que recuerda que «la aceptación del atentado y de la muerte como procedimientos de acción política degrada a la persona humana de la condición de fin de la política a la de medio, y nos introduce en un proceso de degradación ética y social del que difícilmente podrá recuperarse nuestro pueblo vasco».

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