Cartas al director

Ser cordial

Me encuentro recientemente solucionando un asunto y me atiende un ordenanza, que no conozco de nada, con una educación, con una amabilidad y unos deseos de ayudar, francamente poco comunes. Confieso que me quedo un tanto asombrado y con cierta tentación de pensar en la hipocresía, en la falsedad, en la mentira. Hasta que al querer ofrecerle una recompensa por el favor que acababa de hacerme, su contestación ha sido: «No, de ningún modo. No lo hago por dinero; es mi manera de ser».Entonces uno vuelve a creer en ese mundo, tal vez posible, de humanidad desinteresada, de honradez, de sinceridad, ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Me encuentro recientemente solucionando un asunto y me atiende un ordenanza, que no conozco de nada, con una educación, con una amabilidad y unos deseos de ayudar, francamente poco comunes. Confieso que me quedo un tanto asombrado y con cierta tentación de pensar en la hipocresía, en la falsedad, en la mentira. Hasta que al querer ofrecerle una recompensa por el favor que acababa de hacerme, su contestación ha sido: «No, de ningún modo. No lo hago por dinero; es mi manera de ser».Entonces uno vuelve a creer en ese mundo, tal vez posible, de humanidad desinteresada, de honradez, de sinceridad, de verdad; al menos hasta vivir otra experiencia contraria. Gracias, Julio. Personas como usted no se encuentran todos los días.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En