Madrid juega 20.000 millones de pesetas anuales al bingo

Los madrileños se juegan crudos, a diario, 57 millones de pesetas en los 54 bingos que están abiertos en la provincia; de ellos, la mayoría en la ciudad. Eso supone la fabulosa suma de 1.7 10 millones al mes o de 20.520 millones al año. Es decir, un 7% aproximadamente de los 300.000 millones que juega todo el país a la vieja e inocente lotería de la abuela, que nos regalaban los Reyes Magos.Hacienda, el Tesoro, ve con buenos ojos como esta Inclinación tan típicamente española de jugarse hasta las pestañas; como el bingo (del que se lleva un 15%) le revierte 45.000 millones de pesetas en...

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Los madrileños se juegan crudos, a diario, 57 millones de pesetas en los 54 bingos que están abiertos en la provincia; de ellos, la mayoría en la ciudad. Eso supone la fabulosa suma de 1.7 10 millones al mes o de 20.520 millones al año. Es decir, un 7% aproximadamente de los 300.000 millones que juega todo el país a la vieja e inocente lotería de la abuela, que nos regalaban los Reyes Magos.Hacienda, el Tesoro, ve con buenos ojos como esta Inclinación tan típicamente española de jugarse hasta las pestañas; como el bingo (del que se lleva un 15%) le revierte 45.000 millones de pesetas en concepto de impuestos indirectos.

Madrid juega... Como juega el resto del país. Los psicólogos, los técnicos en general que se empeñan en analizar desde un punto de vista casi científico la conducta de los españoles de esta época, ha deducido que la fiebre del juego es consecuencia directa de la crisis económica que se padece y de la esperanza de todos de liberarse de su miseria cotidiana a través del juego.

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En lotería, por ejemplo, Madrid jugó durante 1978 casi 30.000 millones de pesetas (9.000 millones solamente en el sorteo extraordinario de Navidad), en comparación con los casi 125.000 millones que jugó la totalidad del país, si bien es una costumbre provinciana comprar o encargar lotería en Madrid. En quinielas, otra de las vías de liberación, Madrid jugó en la última temporada (1977-1978) algo más de 3.500 millones de pesetas, de los casi 30.000 millones que jugó todo el país.

Los madrileños son capaces de jugarse en una tarde hasta veinte millones de pesetas en el Hipódromo de La Zarzuela, siendo como es el turf un deporte para ver muy minoritario. En el canódromo (carreras de galgos) las cifras bajan mucho. Pero a más de uno le sorprendería saber que una ocupación tan camp y demodé, como es la de ir a pasar la tarde a una sala de billar supone para estos locales madrileños la cifra nada desdeñable de 2.000 millones de pesetas anuales.

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Entre tanto -paradojas del centralismo-, mientras funcionan casinos como el de San Sebastián, el de La Tola, el de La Manga del mar Menor o el del puerto de Banús, en Marbella, en Madrid, se ha quedado sin casino, indefinidamente. Una serie de irregularidades administrativas apreciadas por la Comisión Nacional de Juego (que ahora se están viendo en recurso en los tribunales) han paralizado las obras del casino que iba a ser instalado en Torrelodones, a unos treinta kilómetros de Madrid. La concesión había sido realizada el 17 de febrero de 1978 a una empresa española cuyos representantes eran Enrique Uzal y Antonio Escolano. Dicha empresa había gastado 163 millones de pesetas en obras de infraestructura en el momento en que llegó la aludida prohibición del organismo del Ministerio del Interior. La retirada del permiso se hizo en base a un supuesto ¡legal cambio de socios accionistas.

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