Giscard d'Estaing visita Rumania

El presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, inicia hoy el viaje oficial a Rumania, de dos días de duración, que anuló el último mes de enero como consecuencia del mal tiempo que impidió aterrizar a su avión.Como entonces, en vísperas de la visita, las autoridades francesas han resaltado la «personalidad nacional» que encarna el presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, como el elemento más destacable de la afinidad existente entre los dos países. El propio señor Giscard d'Estaing indicó anoche que la «distensión y el desarme» serán los dos temas primordiales en las conversaciones de Bucarest....

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El presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, inicia hoy el viaje oficial a Rumania, de dos días de duración, que anuló el último mes de enero como consecuencia del mal tiempo que impidió aterrizar a su avión.Como entonces, en vísperas de la visita, las autoridades francesas han resaltado la «personalidad nacional» que encarna el presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, como el elemento más destacable de la afinidad existente entre los dos países. El propio señor Giscard d'Estaing indicó anoche que la «distensión y el desarme» serán los dos temas primordiales en las conversaciones de Bucarest. La actualidad más reciente evidencia una vez más la originalidad de la diplomacia rumana; es decir, su «personalidad nacional» respecto a la que Moscú impone a los demás países del bloque del este europeo: el señor Ceaucescu no ha condenado la «agresión» china a Vietnam, denunciada por la URSS, limitándose a evocar el «conflicto fronterizo». Por el contrario, condenó la invasión de Camboya por Vietnam.

De hecho, desde hace ya tres lustros, manteniendo relaciones con Israel, aprobando las negociaciones egipcio-israelíes o negociando por su cuenta con la Comunidad Económica Europea (CEE), Rumania no ha hecho más que desafiar a Moscú, y por ahora esta diplomacia disidente se mantiene vigorosamente. Los países occidentales, y Francia en particular, desde que en 1968 visitó Rumania el general Charles de Gaulle, aprecian este aspecto de independencia de la política exterior del «hombre providencial» de Bucarest, por lo que favorece el juego de la distensión Este-Oeste.

El examen de los problemas mundiales, a lo largo de los tres mano a mano que mantendrán los dos presidentes, se efectuará bajo este ángulo de la sagrada independencia nacional.

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