Elecciones 1979

Felipe González: "Vamos a ganar las elecciones"

Felipe González cerró ayer en Sevilla, su ciudad natal, la campaña electoral del PSOE e invocó el último mitin celebrado por el PSOE en la Feria de Muestras sevillana el 14 de abril de 1931 para pedir a todos los socialistas que acojan con serenidad y civismo «el triunfo total del Partido Socialista en las elecciones del 1 de marzo y no caigamos en tentaciones ni en provocaciones». Las 8.000 personas que abarrotaban por completo el recinto y que recibieron al líder socialista con un estruendo de gritos de «Felipe, presidente», oyeron decir a éste: «Con los datos de que disponemos sabemos con s...

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Felipe González cerró ayer en Sevilla, su ciudad natal, la campaña electoral del PSOE e invocó el último mitin celebrado por el PSOE en la Feria de Muestras sevillana el 14 de abril de 1931 para pedir a todos los socialistas que acojan con serenidad y civismo «el triunfo total del Partido Socialista en las elecciones del 1 de marzo y no caigamos en tentaciones ni en provocaciones». Las 8.000 personas que abarrotaban por completo el recinto y que recibieron al líder socialista con un estruendo de gritos de «Felipe, presidente», oyeron decir a éste: «Con los datos de que disponemos sabemos con seguridad que vamos a ganar las elecciones. La derecha se está poniendo nerviosa. Vamos a dar un ejemplo de cómo se gana con serenidad».

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La última jornada de campaña electoral de Felipe González se inició por la mañana en Sevilla, para continuar a lo largo del día, siempre por carretera, en Utrera, Cádiz y, de nuevo, Sevilla, donde como colofón de una fiesta en la que actuaron, entre otros, Paco Gandía y Los Mairena, el secretario general del PSOE dio por terminada la campaña.En los tres mítines -2.500 personas en Utrera, 4.000 en Cádiz y entre 7.000 y 8.000 en Sevilla-, Felipe González dijo las mismas cosas, un poco a modo de resumen de sus cien mítines -«He recorrido todas las tierras de España, rincón a rincón; no perdí la voz, ni tuve faringitis, ni me paseé por las calles. y aún me queda un hilo de voz para pedir justicia»-, aunque en el mitin final de Sevilla metió más cargas de profundidad contra UCD, el presidente Suárez y, el Gobierno.

En Utrera fue recibido sin excesivo entusiasmo; en Cádiz fue largamente ovacionado -«Oa, oa, oa, Felipe a la Moncloa»- y en Sevilla fue aclamado entre, el delirio de sus paisanos. Una de las dos pancartas que se veían en el recinto ferial sevillano. f irmada por el PSOE, decía simplemente: «Felipe, te ayudaremos en la mudanza», y éste aprovechó para empezar su discurso con un modesto «no tengo ninguna vocación de presidente del Gobierno. Estaré donde me diga el partido, trabajando en cualquier despacho, no imperta dónde esté el rnismo».

Tanto Felipe González como Alfonso Guerra -candidato número uno del PSOE por Sevi¡la- en su último día de campaña arreciaron sus ataques contra UCD y contra Suárez. «Yo tengo derecho a decirle a Suárez y a UCD bienvenidos a la democracia, aunque seáis de derechas -dijo Felipe González-, porque hace sólo tres años yo era secretario general del PSOE, aún en la clandestinidad, y Adolfo Suárez era secretario general de otro partido, del Movimiento Nacional. Y sólo hablo de hace tres años, apenas habían puesto la losa de 1.500 kilos encima del vicio, porque podría hacerlo de muchos años más.»

De UCD dijo también que sólo está cohesionada por el control del poder y «una vez hayan perdido estas elecciones, los centristas tendrán que cambiar de nombre, como ya le ocurrió a Alianza Popular. Incluso ale,unos de sus ministros ni se hablan, y un partido así no puede seguir gobernando».

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El Partido Comunista ocupó una buena parte del tiempo oratorio del líder socialista en sus tres mítines. Felipe González afirmó que no había atacado al PCE en toda la campaña y que no iba a hacerlo al final para que no se le acusase de haberles restado un solo voto, y porque no pensaba darle a la derecha el gusto de ver el espectáculo de una discusión en el seno de la izquierda. No obstante, recordó cuatro veces que Francia no tiene hoy un primer ministro socialista por culpa de la división final de socialistas y comunistas.

La parte más ácida de los ataques socialistas a UCD la puso Alfonso Guerra, candidato número uno al Congreso en Sevilla y coordinador general de la campaña del PSOE. No defraudó a su fama de lengua viperina del PSOE. A Rafael Arias Salgado le calificó como «uno de los cuatro perros asilvestrados de Suárez»; a Pío Cabanillas, ministro de Cultura, le aplicó el calificativo de fascista puro, y a Fernando Arias Salgado, hermano del anterior y director general de RTVE, le llamó «inquisidor de la España de hoy».

«Cuando en marzo formemos Gobierno -dijo- podremos equivocarnos, pero nunca nos llenaremos los bolsillos como los gobernantes de los últimos tiempos, que han hecho de los políticos la basura de este país». «Suárez y Fraga son lo mismo. Sólo les diferencia que van a distintos peluqueros. Uno se peina para atrás, el otro de púas». También acusó a UCD de haber hecho una campana sucia.

En una rueda de prensa concedida por Felipe González, a quien se le notaba relajado después de estos veinte días de campaña, el líder socialista manifestó en contestación a una pregunta que, por discreción, no podía adelantar,el programa de su Gobierno, pero que lo haría con mucho gusto a partir del día 1 de marzo.

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