"Denostar a la familia se ha convertido en un signo de modernidad"

«Denostar o silenciar a la familia se ha convertido en un signo de modernidad», dijo ayer en el club Siglo XXI Luis Alberto Petit Herrera, presidente de la Confederación Nacional Católica de Padres de Familia, quien disertó sobre el tema Una familia fuerte en una sociedad en cambio.El señor Petit hizo una cálida defensa del papel que la familia puede y debe seguir desempeñando en medio de una sociedad caracterizada por sus cambios acelerados.

Antes de denunciar que «la Constitución discurre en los artículos 15, 27, 32 y 39, que se refieren a la familia, con expresiones llenas de ...

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«Denostar o silenciar a la familia se ha convertido en un signo de modernidad», dijo ayer en el club Siglo XXI Luis Alberto Petit Herrera, presidente de la Confederación Nacional Católica de Padres de Familia, quien disertó sobre el tema Una familia fuerte en una sociedad en cambio.El señor Petit hizo una cálida defensa del papel que la familia puede y debe seguir desempeñando en medio de una sociedad caracterizada por sus cambios acelerados.

Antes de denunciar que «la Constitución discurre en los artículos 15, 27, 32 y 39, que se refieren a la familia, con expresiones llenas de ambigüedades», el conferenciante pidió que «la legislación contemple la promoción y protección de los diez millones de familias españolas que mayoritariamente no padecen crisis internas, sino externas como el paro, la situación económica sanitaria y cultural o la falta de orientación familiar.

El señor Petit Herrera señaló dos tendencias actuales que se detectan en la labor negativa del Estado frente a la familia. «Se arruina la institución familiar deshaciendo con leyes todo lo que hacía de la familia la célula básica de la sociedad y, por otra parte, se intenta crear un nuevo modelo de sociedad, confiando la educación al Estado y sentenciando e n la praxis que la familia se reduce a la pareja.»

Tras defender el principio de libertad de enseñanza, tal y como lo entienden las asociaciones de padres católicos («Las familias nuevas y fuertes, como las que formamos los tres millones y medio de padres integrados en nuestra Confederación»), el señor Petit concluyó su discurso diciendo que «una vez aprobada la Constitución, ha llegado el momento de configurar una sociedad compuesta de familias basadas en valores éticos o una sociedad que niega la familia como célula básica».

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