Cartas al director

Carles Marti y Tarradellas

En el número del pasado día 31, aparece una crónica de su corresponsal en Barcelona, Alfonso Quintá, en la cual se comenta la postura de los parlamentarios de Cataluña, que en la mañana del día 29 de diciembre habíamos recibido un telegrama del presidente de la Generalidad, convocándonos para el mismo día a las cuatro de la tarde en el Palau, y que tuvimos que quedarnos en la plaza de San Jaime al hallar las puertas cerradas y recibir por el conserje la noticia de la desconvocatoria. El señor Quintá después de decir que el más desconcertado era yo, me atribuye estas palabras: «¿Pero mi partido...

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En el número del pasado día 31, aparece una crónica de su corresponsal en Barcelona, Alfonso Quintá, en la cual se comenta la postura de los parlamentarios de Cataluña, que en la mañana del día 29 de diciembre habíamos recibido un telegrama del presidente de la Generalidad, convocándonos para el mismo día a las cuatro de la tarde en el Palau, y que tuvimos que quedarnos en la plaza de San Jaime al hallar las puertas cerradas y recibir por el conserje la noticia de la desconvocatoria. El señor Quintá después de decir que el más desconcertado era yo, me atribuye estas palabras: «¿Pero mi partido acepta que nos presida Tarradellas? No puede ser.»El señor Quintá, y mejor diría mi querido amigo Alfonso, sin ánimo de complicarme la vida, ha querido que yo dijera lo que él deseaba escribir, y ante lo cual yo debo matizar en el sentido de que mi conocida posición crítica ante la política del señor Tarradellas no ha significado nunca una discrepancia con la piplítica de mi partido, cuya organización interna, perfectamente democrática, no justificaría el que sus militantes airearan sus discrepancias en una plaza pública.

(ex senador por el distrito de Tarragona).

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