Patético entierro de las víctimas del accidente de Salamanca

«iQué tristeza!, iqué tristeza! », repetía desconsolada la madre de uno de los niños muertos en el accidente de Muñoz (Salamanca) mientras acompañaba el féretro hasta el cementerio. Las escenas de dramatismo se reiteraron a lo largo de la jornada de ayer durante los actos del sepelio en San Muñoz y La Sagrada, las dos localidades más afectadas por la tragedia.

En San Muñoz, un pueblo con apenas seiscientos habitantes, se reunieron más de 2.000 personas para asistir al funeral de los nueve niños fallecidos cuyos restos habían sido instalados en la escuela. En La Sagrada, que ronda los tr...

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«iQué tristeza!, iqué tristeza! », repetía desconsolada la madre de uno de los niños muertos en el accidente de Muñoz (Salamanca) mientras acompañaba el féretro hasta el cementerio. Las escenas de dramatismo se reiteraron a lo largo de la jornada de ayer durante los actos del sepelio en San Muñoz y La Sagrada, las dos localidades más afectadas por la tragedia.

En San Muñoz, un pueblo con apenas seiscientos habitantes, se reunieron más de 2.000 personas para asistir al funeral de los nueve niños fallecidos cuyos restos habían sido instalados en la escuela. En La Sagrada, que ronda los trescientos habitantes, el número de féretros era de quince y más de 3.000 los asistentes al sepelio. La procesión hacia la iglesia y el cementerio, con los féretros a hombros de los familiares, fue estremecedora.Las escenas en los cementerios de ambos municipios fueron de hondo patetismo. Familiares de las víctimas sufrieron ataques de nervios en medio del llanto. El vicario de Ciudad Rodrigo presidió los actos religiosos en San Muñoz, donde se celebró una misa concelebrada por diecisiete sacerdotes. Otros trece participaron en el funeral de La Sagrada, que también contó con momentos de gran emoción. En esta última localidad la mayor parte de las personas, entre las que se encontraba el gobernador civil y los diputados salmantinos que habían acudido hasta la localidad, no pudieron penetrar en la iglesia.

Pueblos desolados

También se celebraron funerales en Carrascalejo -los dos niños serían trasladados- al cementerio de La Sagrada-, Muñoz -otro pequeño- y la finca de Ardoncillero, en la que se enterró a dos hijos de un matrimonio que tiene su tercera hija en gravísimo estado en la residencia Virgen de la Vega, de Salamanca.

Estos pueblos salmantinos se encontraban ayer desolados. Todos los vecinos tenían familiares entre las víctimas y la mayoría aún espera con impaciencia noticias de los muchos heridos todavía internados en la residencia sanitaria y el Hospital Clínico de Salamanca.

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En el día de ayer se confirmó el número de veintinueve muertos, así como el de treinta niños internados en la residencia sanitaria y 39 en el Hospital Clínico, lo que eleva al centenar el número de ocupantes del autocar, que disponía de 56 plazas normales y estaba autorizado a transportar a 84 pasajeros. A consecuencia de este hecho el ministro de Transportes decidió la apertura de una investigación.

No se ha incrementado por el momento el número de víctimas, aunque los médicos se muestran muy pesimistas en torno al estado de María Belén Vaquero, la tercera niña de Ardoncillero. En el Hospital Clínico otros dos niños se encuentran en muy grave estado: Victorina Castaño y Damián Hernández, en la unidad de vigilancia intensiva. En este centro se produjeron ayer diecisiete altas.

En la residencia,además de María Belén Vaquero, otros dos niños permanecen muy graves en la sala de reanimación. En la planta de traumatologíaa la que se ha pasado excepto unoa los niños que se encontraban en la de pediatría todos evolucionan de modo satisfactorio.

Unas mil personas entre maestros y escolares asistieron al mediodía de ayer a un funeral celebrado en la iglesia de la Purísima de Salamanca y presidido por el obispo de la diócesis. La Delegación Provincial de Educación y Ciencia acordó ayer suspender todos los actos previstos en las escuelas para celebrar la Navidad.

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