Cartas al director

Gélida Renfe

En la noche del 17 de noviembre, viajando a París en el «Puerta del Sol»,- los 42 viajeros del vagón n.º 70 nos vimos obligados a protestar contra la falta de calefacción, en el escrito que le envío.El empleado del vagón estuvo muy atento y nos proporcionó mantas suplementarias para todos. Otros empleados nos comentaron que estas averías se producen con frecuencia. «Ciertas noches -nos dijeron- los ratones se pasean por los compartimentos.» Según parece, el constante deterioro de los vagones se debe a restricciones presupuestarias de la compañía.

Llegados a París-Austerlitz, una comisió...

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En la noche del 17 de noviembre, viajando a París en el «Puerta del Sol»,- los 42 viajeros del vagón n.º 70 nos vimos obligados a protestar contra la falta de calefacción, en el escrito que le envío.El empleado del vagón estuvo muy atento y nos proporcionó mantas suplementarias para todos. Otros empleados nos comentaron que estas averías se producen con frecuencia. «Ciertas noches -nos dijeron- los ratones se pasean por los compartimentos.» Según parece, el constante deterioro de los vagones se debe a restricciones presupuestarias de la compañía.

Llegados a París-Austerlitz, una comisión de viajeros presentamos al jefe de estación la correspondiente protesta. Nos afirmó que todo era culpa de la Renfe.

De regreso a Madrid, Renfe nos contestó que los coches-cama dependen de la compañía estatal francesa SNCF. ¿Quién tiene razón?

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