Editorial:

Solidaridad frente al terrorismo

Cualquier condena del terrorismo comienza a ser ya casi histriónica por ritual. El execrable asesinato del magistrado señor Mateu se suma a la ya lamentablemente larga lista de atentados que tratan, sin género de dudas, de desestabilizar el proceso democrático de nuestro país. Hoy ha sido la Administración de justicia y su independencia, ayer las instituciones castrenses, la libertad de expresión o el mundo del trabajo quienes se vieron hostigados de continuo en sus hombres, o modestos servidores de las fuerzas de orden público caen bajo las metralletas enloquecidas y siniestras de los enemigo...

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Cualquier condena del terrorismo comienza a ser ya casi histriónica por ritual. El execrable asesinato del magistrado señor Mateu se suma a la ya lamentablemente larga lista de atentados que tratan, sin género de dudas, de desestabilizar el proceso democrático de nuestro país. Hoy ha sido la Administración de justicia y su independencia, ayer las instituciones castrenses, la libertad de expresión o el mundo del trabajo quienes se vieron hostigados de continuo en sus hombres, o modestos servidores de las fuerzas de orden público caen bajo las metralletas enloquecidas y siniestras de los enemigos de todos los españoles. Esta es una hora para la unidad y el respeto. No es el tiempo de las banderías, sino de la solidaridad. Y el Gobierno debe arbitrar las medidas para que los terroristas de todo signo sean eficazmente perseguidos, severamente juzgados y ejemplarmente castigados.

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