Los premios de la paz

«Una cosa está asegurada respecto a la concesión de los premios Nobel de la Paz: que serán muy discutidos. Ya lo fue el de Kissinger. Cuanto más tratándose de dos personalidades cuya historia personal ha consistido, en gran parte, en propugnar la guerra, participando personalmente en el recurso a la violencia como instrumento político. Pero las críticas no vendrán precisamente por ahí. No importará el pasado de Begin como jefe de un grupo terrorista y reconocido "halcón», el de Sadat como conspirador del golpe nasseriano y luego, unido al primer «Rais» en sus aventuras bélicas e incluso, ...

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«Una cosa está asegurada respecto a la concesión de los premios Nobel de la Paz: que serán muy discutidos. Ya lo fue el de Kissinger. Cuanto más tratándose de dos personalidades cuya historia personal ha consistido, en gran parte, en propugnar la guerra, participando personalmente en el recurso a la violencia como instrumento político. Pero las críticas no vendrán precisamente por ahí. No importará el pasado de Begin como jefe de un grupo terrorista y reconocido "halcón», el de Sadat como conspirador del golpe nasseriano y luego, unido al primer «Rais» en sus aventuras bélicas e incluso, él mismo, promotor de la guerra del Yom Kippur en 1973. Lo que se les echará en cara será precisamente su política actual, que consiste en buscar la paz aunque sea con dificultades y recelos por ambas partes. Porque son muchos los países árabes, muchos los sectores de la opinión mundial, sin descontar una buena parte de la de Occidente, que estiman provocadores los esfuerzos de los dos dirigentes para reconciliar a Egipto e Israel. Son los mismos que tronaron contra el valiente viaje de Sadat a Jerusalén en noviembre de 1977 y que ahora se reúnen para conseguir que resulten inoperantes los acuerdos de Camp David. (...)» 28 octubre

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