Posible huelga de los empleados de la Generalidad y la Diputación de Barcelona

El presidente de la Generalidad cesó ayer, de forma fulminante, en su cargo de secretaria de la Consejería de Obras Públicas y Urbanismo a la dirigente sindical Conchita Fuster. Inmediatamente, el Sindicato de Trabajadores de la Administración Pública de Cataluña (STAC), ampliamente mayoritario (10.000 afiliados) en la Administración local y provincial del Principado, dio a conocer un comunicado en el que, entre otras cosas, afirmaba: «Esta compañera, perteneciente a la vanguardia del movimiento para la renovación democrática de la Administración en Cataluña, ha resultado ser la primera repres...

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El presidente de la Generalidad cesó ayer, de forma fulminante, en su cargo de secretaria de la Consejería de Obras Públicas y Urbanismo a la dirigente sindical Conchita Fuster. Inmediatamente, el Sindicato de Trabajadores de la Administración Pública de Cataluña (STAC), ampliamente mayoritario (10.000 afiliados) en la Administración local y provincial del Principado, dio a conocer un comunicado en el que, entre otras cosas, afirmaba: «Esta compañera, perteneciente a la vanguardia del movimiento para la renovación democrática de la Administración en Cataluña, ha resultado ser la primera represaliada por motivos sindicales de la Generalidad de Cataluña.»

Conchita Fuster, de unos cuarenta años de edad, es militante de base del Partido Socialista (PSC-PSOE), vicepresidenta de la junta del Colegio de Funcionarios, presidenta de la primera asamblea constituyente del STAC y miembro de la comisión negociadora de personal de la Generalidad, cargo para el cual obtuvo el mayor número de votos. En el cargo en que ha sido cesada era colaboradora directa del socialista Narcís Serra, titular de la citada Consejería. Serra estaba anoche efectuando gestiones para evitar el cese de la señora Fuster, quien cuenta con toda su simpatía y amistad.Como nota altamente curiosa es de indicar que hace exactamente un año, Conchita Fuster era la funcionaria encargada de organizar la recepción popular de Tarradellas a su regreso del exilio, en su condición de secretaria de la desaparecida Asamblea de Parlamentarios de Cataluña. Al ser cesada, la señora Fuster regresa a su antigua condición de funcionaria de la Diputación.

El comunicado del STAC afirma también que el cese de Conchita Fuster «no es un hecho aislado, sino un escalón más de la cadena de represalias y de represión de los derechos sindicales», citando a continuación casos concretos.

En el terreno político cabe destacar el hecho de que Conchita Fuster sea socialista y colaboradora directa de Narcis Serra. El cese evidencia que los consejeros de la Generalidad no pueden ni tan siquiera organizar mínimamente el trabajo de sus departamentos. Hablar, pues, de un poder personal extremo, por parte de Tarradellas, es, calificar correctamente la realidad

Fuentes del secretariado general del STAC informaron a EL PAÍS que anoche estaban efectuando todo género de gestiones para reponer a Conchita Fuster en su cargo en la Generalidad. Contrastaron este cese con el poder creciente que posee, en el seno de la Diputación de Barcelona, presidida por Tarradellas, el bunker más escandalosamente franquista.

Las fuentes del STAC añadieron que el próximo lunes decidirán la postura a adoptar y, muy en concreto, la posibilidad de convocar de inmediato una huelga de personal de la Diputación y de la Generalidad. Manifestaron también que Tarradellas ha escogido a la persona más representativa de la actividad sindical dentro de la Generalidad y la Diputación, en un momento en que estábamos recordando la falta de pago de los aumentos -que nos afectan desde enero- y el hecho de que el personal contratado no haya pasado aún a ser fijo, según determina la ley».

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Los actuales dirigentes del STAC fueron los únicos que, bajo el franquismo, cuando todavía no existía su sindicato, organizaron actos y manifestaciones de tipo catalanista dentro de la Diputación de Barcelona. Al regresar Tarradellas, hace ahora un año, estas personas han visto cómo los franquistas de siempre se convertían en los colaboradores más estimados por el presidente catalán. A esta desconcertante realidad hay que añadir las serias deficiencias técnicas que caracterizan a la Diputación de Barcelona y a la Generalidad.

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