Entrevista:

"No podemos decir no a la Constitución"

Entusiasta y contundente en sus convicciones ideológicas, alentador sin reservas de la raigambre histórica de su País Vasco, orador sereno y contenido que recuerda su no lejana condición de jesuita, Xabier Arzallus, 46 años, ha sido, sin duda, una de las revelaciones parlamentarias de la corta era democrática. Políglota, licenciado en Derecho y Filosofía, lleva a sus espaldas muchos años de profesorado y de ejercicio de la abogacía. Su ingreso en el Partido Nacionalista Vasco (PNV) data de su regreso a España, después de haber estudiado a fondo la democracia cristiana alemana en Berlín. La obl...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Entusiasta y contundente en sus convicciones ideológicas, alentador sin reservas de la raigambre histórica de su País Vasco, orador sereno y contenido que recuerda su no lejana condición de jesuita, Xabier Arzallus, 46 años, ha sido, sin duda, una de las revelaciones parlamentarias de la corta era democrática. Políglota, licenciado en Derecho y Filosofía, lleva a sus espaldas muchos años de profesorado y de ejercicio de la abogacía. Su ingreso en el Partido Nacionalista Vasco (PNV) data de su regreso a España, después de haber estudiado a fondo la democracia cristiana alemana en Berlín. La obligatoriedad de las consultas previas a sus dirigentes puede haber restado originalidad, pero nunca brillantez, a sus planteamientos. Como portavoz del grupo parlamentario del PNV ha sido pieza clave en las recientes negociaciones Gobierno-PNV en el tema de las autonomías del debate constitucional. Javier Angulo lo entrevistó en San Sebastián sobre la postura del PNV en torno a la Constitución, el futuro de este partido y sobre su actual incidencia política en el País Vasco.

Pregunta. ¿Cómo debe entenderse la retirada del PNV de la sesión del Pleno del Congreso en que se aprobó la Constitución?

Respuesta. Yo entendí que la abstención o la negativa -porque no teníamos en aquel momento posibilidades de decir sí, dado el resultado de la votación en torno a nuestra enmienda adicional debía razonarse, motivarse, porque el tema de la Constitución es muy delicado aquí; en Euskadi la gente está más bien al no, y el que nosotros nos hubiéramos abstenido o dicho que no en el Pleno hubiera podido influir de una forma bastante directa en nuestro electorado. Por ello yo entendí que lo más lógico era que no nos pronunciáramos en ningún sentido, para después, aquí, hacer una valoración conjunta con el partido y entonces la decisión sería más limpia.

P. Nuevamente se ha considerado la actitud del PNV como testimonial.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

R. No ha sido ni una pataleta ni algo testimonial. Nuestras ideas son perfectamente discutibles y aceptables. Además, conviene que en los debates salga a la luz lo que realmente se piensa por aquí en ámbitos muy amplios. Eso no es ser testimonial. La verdad es que en Euskadi no va a haber una aceptación del Estado y de la unidad del mismo si no se profundiza y se le da una solución. Por tanto, lo que se llama «el problema vasco» seguirá subsistiendo como ha subsistido durante más de cien años.

Tal vez nosotros hemos tenido una ambición muy sana y profunda de poner fin a este problema partiendo de un análisis y de un planteamiento de fondo, y esto, tal vez, en estos momentos de inicio de democracia -con la permanencia de estructuras y mentalidades autocráticas e intereses del régimen anterior-, pueda resultar ilusorio. Hemos querido hablar con claridad, encontrar una solución para Euskadi y esto, al parecer, hoy por hoy es prematuro. Tal vez en ese sentido se nos pueda llamar testimoniales.

P. ¿El abandono del hemiciclo y la decisión de no pronunciarse en torno a la Constitución por parte del PNV excluye la recomendación de un sí de aceptación de aquélla al electorado del partido?

R. De ningún modo. A mí me parece, de momento, prematwo hablar de lo que el partido va a recomendar a su electorado. Será la Asamblea Nacional -tras la celebración de las asambleas locales y regionales- la que, tras escucharnos a los parlamentarios, decida lo que se ha de recomendar al electorado.

De cualquier forma, yo tengo un criterio muy claro sobre el terna de la Constitución, y creo que es un texto al que no se puede decir no. Esa es mi impresión muy personal, que no como partido.

P. A la hora de hacer un balance de lo que ha sido el debate constitucional, y a la vista del texto aprobado por el Pleno del Congreso, ¿puede sentirse satisfecho el PNV?

R. Nosotros hemos deplorado, en lo que se refiere al proceso constitucional, el no haber estado integrados en lo que se ha llamado «consenso». Creíamos que era justo el que se nos hubiera llamado a la ponencia, aunque sólo hubiera sido para consultarnos en lo referente al título VIII. Así hubiéramos podido explicar allí, en origen, nuestro punto de vista. Hubiéramos explicado que la enmienda final para nosotros no es una enmienda cualquiera -como puede ser la pena de muerte-, sino que implica nuestro punto de vista sobre la concepción del Estado. Por tanto, en la enmienda iba implícito un aspecto doctrinal absolutamente esencial para el PNV desde hace más de cien años.

Esta posible explicación en la ponencia y en el debate de este tema hubiera hecho que esta enmienda adicional, a partir de la foralidad, hubiera sido mejor entendida y desde el principio hubiera tenido un encaje apto en el texto constitucional. Las dificultades de última hora, al tratar el tema a marchas forzadas, presionados por el tiempo, han hecho que incluso no haya sido posible una solución del tema, porque realmente, ya al final, era difícil de encajar la enmienda en el texto ya «de hecho» de la Constitución.

P. ¿Porqué le duele tanto al PNV la derrota de su enmienda adicional?

R. Porque en ella se plantea, como decía, el tema de la concepción del Estado: una cuestión clave para nosotros hoy. Cuando nosotros, que partimos de unos derechos históricos, hablamos de un entronque del mundo vasco en el Estado, en la unidad española, estamos hablando de un federalismo profundo. Nosotros propugnamos una descentralización del Estado que afecta a su estructura en su propio origen. Con un planteamiento federal del Estado, el País Vasco hubiera encontrado una forma de encaje que le hubiera permitido aceptar su entronque en el Estado desde sus propias concepciones.

P. ¿Cuál es el máximo logro del PNV en esta Constitución?

R. Sin duda la aprobación del artículo 144/2, que supone una apertura constitucional. Nuestro error era que los derechos históricos -su mención en el texto es un éxito- quedaran reducidos a lo que marca el artículo 141, ya que este artículo sigue teniendo un concepto de Estado muy unitario. Eso no llega a una auténtica descentralización política, y sobre todo es enormemente ambiguo en cada una de sus partes. Nos parecía insuficiente y pensábamos, sobre todo, que las bazas jugaban a favor del poder, y por ello insistimos en que hubiera por lo menos una posibilidad de que se abriera ese cauce de competencias a medida que las autonomías fueran madurando y siendo capaces de absorberlas.

Eso se consiguió con el artículo 144/2, pero con una fórmula muy ambigua y siempre, repito, a favor del poder; el texto nos dejará un poco en situación de que el más fuerte sea el que gane. Eso, claro, hace reproducir las perspicacias.

P. ¿Por qué ese sí a la unidad de España y ese no a la autodeterminación cuando consta que en la base del Partido Nacionalista Vasco hay amplios sectores independentistas o pro independentistas?

R. Nosotros no dijimos no a la autodetermi nación, sino a la constitucionalización de la autodeterminación, que es diferente. Si se hubiera constitucionalizado la autodeterminación nos hubiera parecido de perlas, pero una cosa es que nos parezca muy bien y que lo deseáramos -ya que es un derecho de todo un pueblo- y otra que nosotros pongamos como condición para la aceptación de una Constitución, hoy, como parte fundamental de ella, este derecho de autodeterminación y su ejercicio. Es una cuestión diferente.

No nos preocupamos por el tema de la constitucionalización de la autodeterminación, ya que llevábamos otro camino; si ese camino podía, efectivamente, plasmarse en algo serio -y, efectivamente, estaba en vías de plasmación-, no nos íbamos a jugar esto, que estaba al alcance de la mano, por darle un voto favorable a una causa totalmente perdida. Por ello, no tuvimos inconveniente en adoptar una postura negativa en torno a la autodeterminación.

P. En el País Vasco se tiene un poco la impresión de que UCD ha jugado con ustedes en la negociación.

R. Nosotros también tenemos esa impresión. No me gusta hacer juicios de valor porque no alcanzo a medir completamente los problemas que tiene este Gobierno -que tienen que ser muchos y agobiantes-, pero sí puedo decir que no me gusta su forma de negociar, su manera de hacer política. No son nada serios. Tal vez nosotros seamos demasiado rectilíneos, demasiado quijotes de la política, porque entre nosotros la palabra, el pacto, tiene un valor. Si prometes algo te tienen que cortar la pierna para que te vuelvas atrás. Insisto en que los hombres de UCD han actuado con

"No podemos decir no a la Constitución"

Archivado En