"Fuenteovejuna" en un koljós de Ucrania

Como si de un «Fuenteovejuna» socialista se tratara, los koljosianos ucranianos de la región de Teofipol se han declarado, «todos a una», culpables del robo de la pequeña línea férrea, de 43 kilómetros de longitud, del tren de vía estrecha que unía Teofipol con Krementschinki. El daño total se calcula en 80.000 rubios (alrededor de ocho millones de pesetas). Un redactor de Pravda ha reconstruido los hechos y los ha publicado en un extenso reportaje.El pequeño tren transportaba caña de azúcar y remolacha de un koljós hasta la fábrica de azúcar de Antoniov. Al cabo de los años se construyó una n...

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Como si de un «Fuenteovejuna» socialista se tratara, los koljosianos ucranianos de la región de Teofipol se han declarado, «todos a una», culpables del robo de la pequeña línea férrea, de 43 kilómetros de longitud, del tren de vía estrecha que unía Teofipol con Krementschinki. El daño total se calcula en 80.000 rubios (alrededor de ocho millones de pesetas). Un redactor de Pravda ha reconstruido los hechos y los ha publicado en un extenso reportaje.El pequeño tren transportaba caña de azúcar y remolacha de un koljós hasta la fábrica de azúcar de Antoniov. Al cabo de los años se construyó una nueva fábrica en Teofipol y el medio centenar de kilómetros de vía férrea quedó sin uso. El disfrute se lo adjudicaron los campesinos de la región, por entender unánimemente que les pertenecía como precio a la utilización de sus tierras durante años.

Cuando los dirigentes de la antigua fábrica se decidieron a recoger las vías, aparecieron grupos de koljosianos y «cazadores individuales», según informa el periodista, que desmontaron con rapidez rieles, traviesas, clavijas y matrices. Asimismo desmantelaron dos casas que había en el trayecto para servicio del ferrocarril. Algunos testigos han confesado con orgullo: «Era emocionante. No se parecía, en absoluto, a ningún western de esos en que los bandidos a caballo robaban los trenes. Era otra cosa.»

No todo lo «requisado» ha aparecido en las huertas y los sótanos de las dachas koljosianas, 807 rieles y bastantes traviesas pertenecen ya al koljós Kalinin, cuyo director, Rumanjuv, no ha sentido vergüenza al confesar que ellos se llevaron buena parte y están dispuestos a pagar hasta 35.000 rubios (unos 3,5 millones de pesetas).

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