Cartas al director

El factor temor

Desde que el día 18 del mes pasado «saltó» a la calle el conflicto de la EGB he leído una serie de cartas y artículos apoyando o desaprobando la lucha, principalmente en el sector estatal. Incluso en la editorial del domingo 7 de los corrientes usted hace un somero estudio de ese sector, con vagas alusiones al sector privado. A una de esas alusiones quiero referirme: «La huelga ha sido importante en el sector de la enseñanza estatal y mucho menor en el de la privada. Ello es algo lógico y responde a lo que se considera normal en los países democráticos, donde los paros laborales tienen siempre...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Desde que el día 18 del mes pasado «saltó» a la calle el conflicto de la EGB he leído una serie de cartas y artículos apoyando o desaprobando la lucha, principalmente en el sector estatal. Incluso en la editorial del domingo 7 de los corrientes usted hace un somero estudio de ese sector, con vagas alusiones al sector privado. A una de esas alusiones quiero referirme: «La huelga ha sido importante en el sector de la enseñanza estatal y mucho menor en el de la privada. Ello es algo lógico y responde a lo que se considera normal en los países democráticos, donde los paros laborales tienen siempre más repercusión en el sector público que en el sector privado. En este último juega sie mpre un factor de temor, al ser menor la seguridad en el empleo ... »Puede que sea «normal», pero no «lógico».

Más información

Creo que al darse unas constantes tan obvias, como por ejemplo: ambos sectores tratamos de enseñar a hijos de españoles, nos guiamos por los mismos planes de trabajo que elabora unilateralmente el MEC, tenemos los mismos textos, los mismos títulos expedidos por las mismas universidades o escuelas universitarias..., es realmente alarmante la discriminación que la Administración mantiene y aventa entre los enseñantes. No sólo es alarmante, sino que está cargada de un cinismo mayúsculo (¿autocrático?) por parte de un Gobierno que se tacha a sí mismo de democrático y que adquiere el compromiso de adherirse a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Evidentemente, con la enseñanza privada juegan al ping-pong el MEC y el Ministerio de Trabajo, pero también juegan con la Declaración de Derechos («A igual trabajo igual salario») y se la pasan por debajo del puente colgante, anteponiendo los impactos de la Moncloa.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Volviendo a su entrecomillado, no es «lógico» que el conflicto haya sido menos importante en el sector privado, ya que las razones de esa huelga eran (y son) para reivindicar un mínimo de justicia social que lograse ubicar a los trabajadores en condiciones sociales y laborales dignas, en favor de la cacareada calidad de la enseñanza.

Archivado En