La crisis militar portuguesa sigue sin resolverse

Con la entrada en funciones, ayer, del sucesor de Vasco Lourenço en la región militar de Lisboa, la crisis castrense dista aún mucho de disiparse.

El general Oliveira Rodrígues pasa por ser un conservador y trae consigo al Estado Mayor de la región, un equipo completo de su confianza, lo que es interpretado en los medios de la izquierda moderada como una nueva y radical «depuración». Se sigue hablando en la prensa de encuentros más o menos clandestinos de oficiales de extrema derecha, que parecen continuar gozando de mucha más libertad de movimiento que los oficiales considerados de...

Con la entrada en funciones, ayer, del sucesor de Vasco Lourenço en la región militar de Lisboa, la crisis castrense dista aún mucho de disiparse.

El general Oliveira Rodrígues pasa por ser un conservador y trae consigo al Estado Mayor de la región, un equipo completo de su confianza, lo que es interpretado en los medios de la izquierda moderada como una nueva y radical «depuración». Se sigue hablando en la prensa de encuentros más o menos clandestinos de oficiales de extrema derecha, que parecen continuar gozando de mucha más libertad de movimiento que los oficiales considerados de izquierda, incluso la moderada. La prensa derechista intensifica sus ataques, que alcanza estos días niveles inauditos contra el actual sistema político. Elogió además, al salazarismo.

Un panfletista de extrema derecha, ha podido, sin ser molestado, calificar al general Eanes de «payaso», y al Consejo de la Revolución «nauseabundo producto de las nauseabundas asambleas del MFA (Movimiento de las Fuerzas Armadas)».

La dimisión de Vasco Lourenço, fue aceptada la semana pasada en aparente compensación al cese del jefe del Estado Mayor del ejército, general Rocha Vieira, un hombre muy próximo al presidente Eanes. El cese de Rocha Vieira se produjo, precisamente, por problemas de compatibilidad con Vasco Lourengo.