Campaña de intelectuales comunistas contra la dirección del PC francés

La línea política del Partido comunista seguida durante los últimos meses, el fracaso de la Unión de la Izquierda, el inmovilismo del electorado comunista desde hace veinte años (20 %), la sospecha de que se ha abandonado la etapa democrática simbolizada por el XXII Congreso de hace dos años, la falta de democracia interna: tales son los temas que, día tras día, sirven de base de contestación a intelectuales, cuadros y militantes del Partido Comunista francés (PCF).

La dirección admite la existencia de «un amplio debate sin precedentes», pero continúa negando las disensiones de fond...

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La línea política del Partido comunista seguida durante los últimos meses, el fracaso de la Unión de la Izquierda, el inmovilismo del electorado comunista desde hace veinte años (20 %), la sospecha de que se ha abandonado la etapa democrática simbolizada por el XXII Congreso de hace dos años, la falta de democracia interna: tales son los temas que, día tras día, sirven de base de contestación a intelectuales, cuadros y militantes del Partido Comunista francés (PCF).

La dirección admite la existencia de «un amplio debate sin precedentes», pero continúa negando las disensiones de fondo.Frente al descontento creciente entre los 630.000 militantes del Partido Comunista francés, la dirección del mismo continúa manteniendo su tradicional postura «religiosa», según estimación de Catherine Clemente, militante del PCF y periodista del diario de tendencia socialista Le Matin, que días pasados se expresaba ampliamente en sus columnas para protestar contra la política oficial y para reclamar que «se vuelva al XXII Congreso mítico, lleno de promesas».

El secretario general del partido, Georges Marchais, rompió el silencio de la dirección para reconocer que existe un sano «debate de amplitud sin precedentes», pero que todo lo demás (críticas de fondo contra el centralismo democrático y contra la línea del partido) son invenciones de la prensa burguesa.

No obstante, hace tres días también reconoció que había recibido treinta cartas de protesta contra la dirección. Ayer, en otra intervención pública, admitió que había aumentado el número de misivas hasta cincuenta Afirmó, por otra parte, que la línea democrática que se desprende del XXII Congreso (abandono de la dictadura del proletariado) continúa vigente y que, en el XXIII Congreso, el año que viene, aún se desarrollaría la evolución del partido en el mismo sentido.

Desmintió a quienes sospechaban castigos ejemplares con ira los que manifiestan sus críticas en los órganos de la «prensa burguesa» y anunció que «la época de las exclusiones del partido ha pasado a la historia».

Pero las manifestaciones más espectaculares contra la política del partido se producen en diarios y semanarios no comunistas y proceden de intelectuales o, en algún caso, de responsables de células. Pero como nunca había ocurrido en otros momentos de crisis del PCF, en esta ocasión es muy fácil encontrar militantes de la base, obreros o empleados, que no le perdonan a la dirección del partido su comportamiento de los últimos meses.

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Días pasados, cinco intelectuales, entre los que figuraban el filósofo Louis Althusser y su discípulo, también filósofo y universitario, Etienne Balibar, redactaron una declaración violenta en la que solicitaban una «verdadera discusión política», tras los equívocos a que ha dado lugar la línea definida por la dirección que provocó el fracaso de la Unión de la Izquierda y la derrota en las últimas elecciones legislativas. Los intelectuales quisieron publicar su carta en el diario nacional del partido, L´Humanite, pero la dirección de este último lo rechazó, lo que les indujo a ofrecerlo al independiente, Le Monde.

El documento resulta un proceso feroz contra la política de los últimos seis meses «que incluso pone en entredicho la existencia del partido». Destaca, de igual manera que lo hacen la mayoría de las críticas, que la dirección no ha sabido conducir paralelamente la política democrática del partido y la política de unión con la izquierda no comunista. El texto considera «inaceptable y autoritaria» la declaración del Buró Político que, al día siguiente de las elecciones, justificó la derrota afirmando: «El partido no es responsable en ninguna medida.»

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