Pleno del Congreso

La política de consenso protagonizó el debate

El Gobierno no obtuvo ayer el voto de confianza que pretendía del Congreso -no se formuló ninguna resolución ni moción final-, pero logró, en cambio, una victoria moral de consecuencias positivas para el Gobierno y la UCD. Para ello, agotó el capital político del partido: la persona de su líder, Adolfo Suárez, que una vez más salvó la situación. Adolfo Suárez recibió su bautismo parlamentario al bajar a la arena del debate iniciado con su discurso leído el miércoles ante el Pleno del Congreso, y en el que intervinieron todos los grupos de la Cámara.Las características especiales de nues...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Gobierno no obtuvo ayer el voto de confianza que pretendía del Congreso -no se formuló ninguna resolución ni moción final-, pero logró, en cambio, una victoria moral de consecuencias positivas para el Gobierno y la UCD. Para ello, agotó el capital político del partido: la persona de su líder, Adolfo Suárez, que una vez más salvó la situación. Adolfo Suárez recibió su bautismo parlamentario al bajar a la arena del debate iniciado con su discurso leído el miércoles ante el Pleno del Congreso, y en el que intervinieron todos los grupos de la Cámara.Las características especiales de nuestro proceso democrático -basado en la política de consenso- y de sus protagonistas dieron lugar a que las palabras espontáneas del presidente del Gobierno ante el Congreso se convirtieran en la noticia sobresaliente de la larga sesión plenaria. Es preciso añadir que el señor Suárez salió airoso de la prueba, aunque haya que decir enseguida que la brillantez alcanzada por el presidente se debió en parte a la mediocridad, oscuridad y deslucimiento de quien le precedió en el uso de la palabra: Fernando Abril.

Más información

A lo largo de la mañana los diferentes grupos parlamentarios fueron desgranando sus críticas y objeciones a lo afirmado por los señores Suárez y Abril en sus discursos iniciales. El banquero Jordi Pujol y el economista socialista Ernest Lluch abrieron la sesión, que subió de tono cuando le llegó el turno a Manuel Fraga. El líder de Alianza Popular realizó una verdadera oración política, con destellos de humor y de erudición.

Fraga ofreció a AP para completar la mayoría parlamentaria que el Gobierno precisa, y esto dio pie a que después Carrillo -en una intervención menos chispeante que otras veces- aludiera a la candidatura fraguista a la jefatura del Gobierno, y Felipe González -en un discurso inteligente y tan largo como el inicial del señor Suárez, cuya duración no se atrevió a atajar el presidente de la Cámara- recordara que el PSOE no hace ni admite ofertas de compartir el poder, al menos por ahora.

El portavoz de UCD, José Pedro Pérez Llorca, tuvo, en cambio, una intervención breve, mediante la que rebatió las tesis de los jefes de fila de los grupos parlamentarios.

La clave del éxito de Adolfo Suárez estuvo en el propio hecho de su participación en el debate y en la brevedad y estilo directo de sus argumentos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En