La DC italiana impone condiciones para un nuevo acuerdo programático

La Democracia Cristiana italiana decidió, tras la reunión de su directiva, establecer un pacto parlamentario con los comunistas, si bien con condiciones. La decisión se hizo pública a última hora de la noche de ayer, tras dos días y medio de acaloradas discusiones. En círculos políticos romanos se espera una fuerte reacción de la izquierda italiana, ya que tal compromiso parlamentario se entiende como insatisfactorio en una situación donde casi todos los anhelos exigían un acuerdo político.

El documento aprobado por los parlamentarios democristianos autoriza al primer ministro encar...

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La Democracia Cristiana italiana decidió, tras la reunión de su directiva, establecer un pacto parlamentario con los comunistas, si bien con condiciones. La decisión se hizo pública a última hora de la noche de ayer, tras dos días y medio de acaloradas discusiones. En círculos políticos romanos se espera una fuerte reacción de la izquierda italiana, ya que tal compromiso parlamentario se entiende como insatisfactorio en una situación donde casi todos los anhelos exigían un acuerdo político.

El documento aprobado por los parlamentarios democristianos autoriza al primer ministro encargado, Giulio Andreotti, a proseguir las negociaciones para formar un nuevo Gobierno, según un programa que tenga en cuenta las «consideraciones» surgidas del debate.En un preámbulo político el documento reitera la negativa a un Gobierno de emergencia, y a una coalición política de la que forme parte el Partido Comunista. Las negociaciones tendrán que proseguir bajo precisas y limitadas condiciones:

1. El reconocimiento de la situación internacional de Italia en el ámbito de la OTAN y de Europa; 2. El mantenimiento del sistema económico italiano en el ámbito de una economía de mercado, con una dosis de planificación. 3. Aportación económica extraordinaria para el empleo juvenil en el sur. 4. Valorización de la eficacia de la empresa pública y privada. 5. Medidas para reducir el gasto corriente en el sector público. 6. Una política de salarios que contribuya a reducir la dinámica del costo del trabajo. 7. Lucha contra la criminalidad política y común, planteando la reforma de la seguridad pública, que «excluya de modo irrenunciable la constitución, afiliación e inscripción de un sindicato de clase de la policía ».

El documento subraya la validez de la tradición ético-cultural de la Democracia Cristiana, la verdadera identidad del partido y su alternativa frente a la cultura y proyectos de inspiración marxista.

Hasta que no se conozca hoy la decisión final de la dirección del partido, las reacciones de las demás fuerzas políticas son cautas.

El presidente de los senadores socialistas, Balzamo, declaró que el documento democristiano no tiene fuerza política alguna y supone, a nivel de programa, una marcha atrás. El debate del partido democristiano ha revelado la tormenta interna que está atravesando, a causa de la «cuestión comunista».

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El Partido Comunista, oficialmente guarda silencio, siguiendo siempre una política expectativa. Se equivoca quien le atribuye pretensiones de plantear ultimátum, para el que, aisladamente, no tiene todavía fuerza. Exige, solamente, que se le hable claro

«Lo mínimo que tenéis que hacer -escribía ayer el órgano del partido, L'Unita- es reconocer la igual dignidad y responsabilidad de aquéllos sin cuyo apoyo no podéis gobernar. Si, por el contrario, queréis sólo ganar tiempo, preparar revanchas, sembrar trampas esperando que de la desesperación del país surjan impulsos de involución política, entonces quitaros de la cabeza que el sentido de responsabilidad del Partido Comunista se convierta en aquiescencia y cesión. Con los comunistas, el chantaje no funciona.»

El debate de hoy de la ejecutiva de la Democracia Cristiana aclarara si sale vencedora la línea política de su presidente, Aldo Moro, al que los comunistas reconocen realismo y clara conciencia de las dificultades económicas y sociales del país. Moro recordó ayer a los que quieren anticipar las elecciones, es decir, a la derecha de su partido, que de un choque frontal no se sacaría nada más que el triunfo de los dos grandes partidos, comunistas y Democracia Cristiana, y la aniquilación de los partidos intermedios.

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