Cartas al director

En favor de los PNN

Ante el cúmulo de opiniones contradictorias hay que afirmar: los PNN son trabajadores por cuenta ajena cuya única diferencia con el resto de los trabajadores del país consiste en que el empresario que les contrató fue la Administración.Resulta paradójico que la Administración, que siempre ha obligado a la empresa privada a mantener en sus puestos de trabajo a personal no grato, se reserve para ella, cuando mantiene relaciones análogas o idénticas, la facultad potestativa de privar de su medio de vida a personas que a lo largo de años -a veces veinte- han demostrado su plena capacitación para e...

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Ante el cúmulo de opiniones contradictorias hay que afirmar: los PNN son trabajadores por cuenta ajena cuya única diferencia con el resto de los trabajadores del país consiste en que el empresario que les contrató fue la Administración.Resulta paradójico que la Administración, que siempre ha obligado a la empresa privada a mantener en sus puestos de trabajo a personal no grato, se reserve para ella, cuando mantiene relaciones análogas o idénticas, la facultad potestativa de privar de su medio de vida a personas que a lo largo de años -a veces veinte- han demostrado su plena capacitación para el ejercicio de una función tan trascendente como la enseñanza.

La Administración trata de justificar su postura amparándose en una legislación que ella misma interpreta (?), vulnerando el principio jurídico de que nadie puede ser juez ni parte. Pero no bastándole con ello acude a la demagogia, enfrentando a todos los licenciados y aludiendo a la necesidad y justicia de paliar el paro de los profesores.

¿Admitiría la Administración que la empresa privada convocara unas pruebas selectivas -expresión que en los últimos tiempos emplea para huir del concepto oposición- para proveer puestos de trabajo al más de un millón de parados que existe en el país, rescindiendo los contratos con sus trabajadores? ¿No es esto desnudar un santo para vestir a otro? Resuélvase el problema de la enseñanza de una vez por todas. Créense las plazas escolares necesarias en el país. Redúzcase el número de alumnos por clase. Provéanse de los miles de profesores que se precisen para que la enseñanza sea efectiva estudiando el medio de acceder a la docencia (deseo manifestado por todos los partidos políticos y el Gobierno y que se contradice con la convocatoria de unas oposiciones). Respétese el trabajo de las personas que como funcionarios o contratados han demostrado y demuestran su efectividad.

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Y los dirigentes de las grandes centrales sindicales del país no olviden que trabajadores lo son todos y no solamente los integrados en las grandes empresas donde resultan elegidos.

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