Preautonomías

Acuerdo PSOE-PNV para que se reuna el lunes la Asamblea de Parlamentarios

Anoche, a última hora, tras incesantes gestiones, el PNV y el PSOE llegaron al acuerdo de que el próximo lunes, a las diez de la mañana, se reúna en la Diputación vizcaína la Asamblea de Parlamentarios, a fin de fijar definitivamente los criterios para la designación de los representantes de uno y otro partido en el Consejo General Vasco, que deberá quedar constituido dentro de una semana -el 17 de febrero-, según el plazo fijado por ambos partidos. Antes de producirse este principio de acuerdo, la jornada estuvo presidida por un duro enfrentamiento PNV-PSOE, pasando de la luna de miel a la gu...

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Anoche, a última hora, tras incesantes gestiones, el PNV y el PSOE llegaron al acuerdo de que el próximo lunes, a las diez de la mañana, se reúna en la Diputación vizcaína la Asamblea de Parlamentarios, a fin de fijar definitivamente los criterios para la designación de los representantes de uno y otro partido en el Consejo General Vasco, que deberá quedar constituido dentro de una semana -el 17 de febrero-, según el plazo fijado por ambos partidos. Antes de producirse este principio de acuerdo, la jornada estuvo presidida por un duro enfrentamiento PNV-PSOE, pasando de la luna de miel a la guerra abierta.

Las acusaciones mutuas a través de la prensa han ido acompañadas en esta ocasión de una artillería pesada en los propios órganos oficiales, que han recuperado una prosa gruesa, más digna de otros tiempos.En el fondo de la cuestión late tan sólo el deseo de los dos partidos de presidir el Consejo General vasco. El PNV utiliza como argumento fundamental su carácter de partido mayoritario, ya que en las elecciones del 15 de junio obtuvo en el conjunto de las tres provincias 30.000 votos más que el PSOE. Entienden los nacionalistas que de acuerdo con la práctica común de que los Gobiernos de coalición están presididos, por el partido que más votos obtuvo, es a ellos a quienes corresponde ese puesto.

Los nacionalistas tratan de llevar este criterio hasta el final y aceptan que el cargo sea revisado después de las municipales según el nuevo equilibrio de fuerzas que se establezca en ellas. «Si el PSOE gana, no tendremos inconveniente en que sea un socialista quien presida el Consejo General, igual que lo aceptaríamos ahora si entrase Navarra.»

El argumento no convence a los socialistas. Estos insisten en que los nacionalistas ya presiden el Gobierno vasco, y que, dado el actual equilibrio de fuerzas, lo justo es que la presidencia del Consejo General les corresponda a ellos. Además, entienden que en una estructura confederal como la que tiene el Consejo General no se pueden hacer cómputos globales, ya que, en cierto modo, los votos de Alava valen más que los de Vizcaya, porque a menor población corresponden los mismos representantes.

El PSOE añade en última instancia que al no existir una mayoría de ningún partido, el tema de la presidencia debe ser resuelto mediante votación entre los miembros del Consejo, que al fin y al cabo es el procedimiento marcado por el decreto-ley.

Puestas así las cosas, las ansias de liderazgo han impedido también que se decida de forma definitiva el número de escaños de cada partido en el Consejo General. Los dos estarían dispuestos a conformarse con cinco puestos para cada uno (el resto se repartiría entre tres de UCD, uno de Euskadiko Ezkerra y otro para un independiente), siempre que les corresponda el cargo de presidente. De no ser así, tanto PNV como PSOE reclaman seis puestos para sí.

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