Cartas al director

Si al impuesto televisivo

He leído en su publicación una carta de un señor de Valladolid sobre el impuesto de televisores y, discrepando de sus planteamientos, me afirmo partidario de un impuesto de televidente.Me ha parecido confuso el razonamiento del señor Burgueño, pues mezcla cosas que merecerían un tratamiento distinto. Sí a la gestión democrática, sí a un auténtico control ciudadano, sí a una televisión nacional al servicio de la comunidad y no de intereses privados y comerciales, sí a un medio privilegiado de comunicación cuya noble misión ha de consistir en entretener elevando el nivel cultural de la población...

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He leído en su publicación una carta de un señor de Valladolid sobre el impuesto de televisores y, discrepando de sus planteamientos, me afirmo partidario de un impuesto de televidente.Me ha parecido confuso el razonamiento del señor Burgueño, pues mezcla cosas que merecerían un tratamiento distinto. Sí a la gestión democrática, sí a un auténtico control ciudadano, sí a una televisión nacional al servicio de la comunidad y no de intereses privados y comerciales, sí a un medio privilegiado de comunicación cuya noble misión ha de consistir en entretener elevando el nivel cultural de la población, pero el debate sobre el eventual impuesto de televidente es otra cuestión muy diferente.

Pretender arreglar todo con que lo pague el Estado sí es miopía política o falta de formación sobre estos temas; el Estado somos todos, y por el canal que sea hemos de financiar sus servicios, ya fuere a través de impuesto directo, ya indirectamente. Un impuesto de televidente, que nos afectaría a todos prácticamente, podría aparecer como impuesto indirecto, esto es, independientemente de nuestra fortuna, lo cual sería injusto, pero tal carácter de injusticia podría paliarse (y todo es cuestión de voluntad e imaginación) estableciendo una escala progresiva en función de nuestros ingresos declarados al fisco.

Experiencias socialdemócratas en Europa vienen a demostrar que existe un techo de tolerancia fiscal, más allá del cual se constata rechazo hacia posiciones más conservadoras, lo cual sería -entiendo yo- una lástima para evitar esto, importa a cometer verdaderas reformas económicas estructurales, y no una carrera impositiva que tiene sus límites.

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