Tarancón: "Las leyes no tienen carácter definitivo en el orden moral"

«La autoridad civil es autónoma e independiente en su propio campo. Es, en el orden temporal, la autoridad suprema humana. Podrá hacer leyes justas o injustas, políticas o impolíticas, democráticas o totalitarias. Pero esas leyes, que tienen fuerza legal, no tienen carácter definitivo en el orden ético o moral», escribe el cardenal Tarancón en su semanal carta cristiana que publica Iglesia en Madrid, bajo el título Legislación civil y conciencia cristiana.El cardenal Tarancón se refiere a las preguntas que se hacen gente sencilla y personas cultas de distinta ideología ante las n...

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«La autoridad civil es autónoma e independiente en su propio campo. Es, en el orden temporal, la autoridad suprema humana. Podrá hacer leyes justas o injustas, políticas o impolíticas, democráticas o totalitarias. Pero esas leyes, que tienen fuerza legal, no tienen carácter definitivo en el orden ético o moral», escribe el cardenal Tarancón en su semanal carta cristiana que publica Iglesia en Madrid, bajo el título Legislación civil y conciencia cristiana.El cardenal Tarancón se refiere a las preguntas que se hacen gente sencilla y personas cultas de distinta ideología ante las noticias referentes a la despenalización del adulterio y la campaña favorable al divorcio. «Los primeros -escribe- confunden lo legal con lo moral, con lícito, según la conciencia. Los segundos, por el tono con que hacen la pregunta ¿qué postura va a tomar ahora la Iglesia?, dan a suponer que si la Iglesia quiere significar algo en la nueva sociedad no tiene más remedio que cambiar de postura. Unos y otros, aunque por distintas razones, creen que la moral tradicional que ha mantenido la Iglesia hasta ahora no se adecua a la realidad social que se está construyendo con una escala de valores distinta a la que ha tenido vigencia en otros tiempos. »

Sigue diciendo que «las cosas serán buenas o malas independientemente de la ley civil que las permita o las prohiba. La prostitución siempre será mala -pecado, según el lenguaje de la Iglesia- aunque esté permitida en todas las naciones. El adulterio será pecado, aunque la ley civil lo despenalice».

«Los principios morales no pueden cambiar con el tiempo. Y la Iglesia tendrá el derecho y el deber de proclamarlas continuamente aunque exista una legislación contraria.»

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