Cardenal Tarancón: "La religión debe darse en la escuela sin coacciones"

La hoja semanal Iglesia en Madrid recoge la cuarta carta cristiana del cardenal Tarancón sobre La educación en una sociedad democrática, que titula Religión en la escuela.«Algunos cristianos -dice el cardenal- consideran que la educación de la fe ha de hacerse en la familia y en la comunidad eclesial. No consideran apropiado el ámbito de la escuela para ella... Pero la Iglesia, ni quiere utilizar medios que no le son propios, ni quiere coaccionar a nadie, aunque quizá algunas veces haya podido existir cierta coacción. La Jerarquía dijo públicamente hace ya varios años que ...

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La hoja semanal Iglesia en Madrid recoge la cuarta carta cristiana del cardenal Tarancón sobre La educación en una sociedad democrática, que titula Religión en la escuela.«Algunos cristianos -dice el cardenal- consideran que la educación de la fe ha de hacerse en la familia y en la comunidad eclesial. No consideran apropiado el ámbito de la escuela para ella... Pero la Iglesia, ni quiere utilizar medios que no le son propios, ni quiere coaccionar a nadie, aunque quizá algunas veces haya podido existir cierta coacción. La Jerarquía dijo públicamente hace ya varios años que no sólo no se exigía la confesionalidad del Estado, con las consecuencias que ello lleva consigo, sino que era un problema de la autoridad civil, ya que tan sólo se podría aceptar por razones sociológicas. Y aun en este caso, como afirmó clarísimamente el Concilio, hay que respetar eficazmente la libertad religiosa de todos los ciudadanos.»

Concluye aludiendo al hecho de que, en los países de nuestra misma tradición cultural y de régimen democrático se imparte la educación religiosa dentro del cuadro general de la enseñanza. «Por lo tanto, no está fuera de razón, ni está en discordancia con el ambiente democrático de Europa con el que nos queremos homologar, que la religión esté presente en la transmisión de la cultura -que se imparte en la escuela- y que señalemos la escuela como cauce para que los hijos de padres católicos reciban la educación, en la fe. Sin coacciones de ninguna clase, claro está. Dejando en libertad a los que prefieran otra clase de educación.»

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