Tensiones entre los funcionarios y los reclusos de Carabanchel

Un retén de Policía Armada se encarga de la vigilancia del interior de la cárcel de Carabanchel, según fuentes cercanas a los defensores de los presos comunes de este centro. Al parecer, y desde el pasado miércoles, la Policía Armada vigilaba el Centro de Detención de Hombres de Madrid, especialmente durante las noches, lo que ha hecho crecer el clima de tensión entre la dirección de la prisión y los internos. Según parece -EL PAIS ha intentado recabar la información de la dirección de la cárcel y de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias sin obtenerla-, algunos funcionarios se h...

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Un retén de Policía Armada se encarga de la vigilancia del interior de la cárcel de Carabanchel, según fuentes cercanas a los defensores de los presos comunes de este centro. Al parecer, y desde el pasado miércoles, la Policía Armada vigilaba el Centro de Detención de Hombres de Madrid, especialmente durante las noches, lo que ha hecho crecer el clima de tensión entre la dirección de la prisión y los internos. Según parece -EL PAIS ha intentado recabar la información de la dirección de la cárcel y de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias sin obtenerla-, algunos funcionarios se han armado, pese a la prohibición expresa en el reglamento actual, y el total de la plantilla presentó un ultimátum de 48 horas -que concluiría ayer- con dos reivindicaciones: la percepción por los funcionarios de un plus de peligrosidad, y la instauración del régimen celular en la prisión. El sistema celular consiste en el aislamiento de los presos en sus celdas, sin llevar la vida común en prisión y existe sólo como forma de castigo, aunque es bastante habitual su aplicación. En estos momentos -y siempre según las mismas fuentes- el régimen de Carabanchel se acerca al celular, dado que los presos están aislados en sus galerías, sin hacer vida común con el total de los presos y sin utilizar los servicios comunes.Otra causa de las tensiones entre los reclusos y la dirección es el cierre de los talleres de trabajo de la prisión y la consiguiente negativa de los presos trabajadores a limpiar sus celdas. Incluso, y de manera insólita, se están negando a trabajar muchas veces en los cargos llamados de destino, diversos servicios de la prisión realizados por los propios presos y que se venían considerando como de privilegio. A consecuencia de la negativa a limpiar, muchos han sido aislados en celdas.

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