Fe cristiana y marxismo son incompatibles, según el Episcopado francés

«La fe cristiana y el marxismo son inconciliables», dictaminó ayer de manera solemne la Iglesia de Francia, en un documento que calificó de «muy importante», elaborado por el Consejo Permanente del Episcopado, organismo supremo de la Iglesia católica francesa. La publicación de este texto, titulado El marxismo, el hombre y la fe cristiana, en plena preparación de las elecciones legislativas «históricas», ha sido considerado por los partidos de la oposición de izquierdas como «una injerencia en la vida política nacional».

En el texto indicado y en una nota de la comisión episcopal so...

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«La fe cristiana y el marxismo son inconciliables», dictaminó ayer de manera solemne la Iglesia de Francia, en un documento que calificó de «muy importante», elaborado por el Consejo Permanente del Episcopado, organismo supremo de la Iglesia católica francesa. La publicación de este texto, titulado El marxismo, el hombre y la fe cristiana, en plena preparación de las elecciones legislativas «históricas», ha sido considerado por los partidos de la oposición de izquierdas como «una injerencia en la vida política nacional».

En el texto indicado y en una nota de la comisión episcopal sobre Fe y marxismo en el mundo obrero, la Iglesia de Francia se extiende de manera poco común sobre la coyuntura político-religiosa del país. Globalmente, de manera clara, la Iglesia considera al Partido Comunista francés (PCF) como un partido totalitario y lo excluye de la vida política, aunque, por otra parte, afirma que los cristianos «estiman necesario el pluralismo político».De entrada, el texto resalta el carácter «ateo del materialismo histórico»; de aquí la imposibilidad de conciliar fe y marxismo. La fidelidad de los cristianos a su fe debe condicionar su acción en la historia y en la sociedad, para promover los derechos de la persona humana.

Aludiendo directamente a la acción del PCF el documento subraya: «El creyente que colabora sin reservas con los comunistas, trabaja para autodestruirse. Teniendo en cuenta que la práctica y la teoría dependen la una de la otra, el materialismo arrastra . naturalmente al ateísmo».

En nombre del realismo (recientemente dos militantes comunistas fueron nombrados miembros de la Acción Católica Obrera), la Iglesia evoca el diálogo cristianos-marxistas y advierte: «Este diálogo exige lucidez, claridad y respeto de lo que son los unos y los otros »

Esta manifestación de la Iglesia, en plena precampaña electoral y cuando aún está en la picota el problema planteado por los integristas de monseñor Lefèbvre, fue apreciada por la derecha que gobierna y provocado sospechas electorales en la oposición. En medios de la Unión de la Izquierda se subrayaron inmediatamente las contradicciones «graves» del texto episcopal. El diario Le Matin, próximo al Partido Socialista, en su editorial de ayer anotaba: «Según la Iglesia, no se puede ser cristiano y miembro del PC. Para que no haya dudas, la Iglesia separa claramente los cristianos y los otros; para el ciudadano en general, la Iglesia reivindica el pluralismo político, pero a los cristianos les prohibe adherirse al Partido Comunista. La Iglesia se pretende neutral, pero no ignora la explotación que, de su actitud, va a hacer la actual mayoría contra el conjunto de la izquierda».

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