El partido único

«( ... ) Los democristianos del Centro renuncian a sus ideales del humanismo cristiano para fundirse con los ideales laicos de los liberales y con los ideales de progreso social de los socialdemócratas, y, a su vez, los liberales también renuncian, a su identidad y lo propio hacen los socialdemócratas. ¿Cuáles serán, pues, los ideales del nuevo partido?Nos tememos que el nuevo partido carezca de ideales, salvo que consideremos ideales al mantenimiento y a la administración pragmática del poder. Este partido único que surge de las cenizas de la Unión del Centro Democrático es un partido sin ide...

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«( ... ) Los democristianos del Centro renuncian a sus ideales del humanismo cristiano para fundirse con los ideales laicos de los liberales y con los ideales de progreso social de los socialdemócratas, y, a su vez, los liberales también renuncian, a su identidad y lo propio hacen los socialdemócratas. ¿Cuáles serán, pues, los ideales del nuevo partido?Nos tememos que el nuevo partido carezca de ideales, salvo que consideremos ideales al mantenimiento y a la administración pragmática del poder. Este partido único que surge de las cenizas de la Unión del Centro Democrático es un partido sin ideales, una formación electoral para ocupar el poder con una característica conservadora. Creo que el pretender, después de los últimos acontecimientos, seguir sosteniendo desde ese nuevo partido que se defienden ideales progresistas es un engaño o una ilusión imposible.

Los socialistas del PSOE, sin triunfalismo, con moderación, podemos tener hoy una satisfacción intelectual porque hemos acertado en un diagnóstico que si hoy parece claro, sólo hace algunas semanas no lo era tanto y, además, desde el poder se hacía todo lo posible para enturbiarlo aún más.

Hemos tenido razón los que pensábamos que el viejo partido fundado por Pablo Iglesias iba a resistir a los avatares de la Historia y a la represión del franquismo, y que iba a representar a la inmensa mayoría de la importante tendencia socialista existente en nuestro país.

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Pero, precisamente por eso, sería también necio por nuestra parte pretender que las elecciones han acabado con el problema de la unidad. Todavía existe y todavía hay excelentes socialistas fuera del PSOE. Por eso es necesario negociar con generosidad, sin mezquindad y sin altanería, la definitiva unidad de los socialistas españoles.

30 junio

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