Tribuna:

Naranjas de la China

El deporte español no tiene dinero. La reforma política y administrativa puesta en marcha en el país ha dejado a la recién creada Dirección General de Deportes en situación de insolvencia temporal. Aunque la solución debe ser cuestión de días, la realidad no puede resultar más triste. El fútbol, que va por libre, vive en un mundo de deudas y créditos por haberse pasado en inversiones descabelladas. El resto de los deportes, hermanos pobres no emancipados -lamentable, pero cierto- están en su mayoría con números rojos, pues el «padre DGD » no les puede dar ni para caramelos.El presidente de la ...

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El deporte español no tiene dinero. La reforma política y administrativa puesta en marcha en el país ha dejado a la recién creada Dirección General de Deportes en situación de insolvencia temporal. Aunque la solución debe ser cuestión de días, la realidad no puede resultar más triste. El fútbol, que va por libre, vive en un mundo de deudas y créditos por haberse pasado en inversiones descabelladas. El resto de los deportes, hermanos pobres no emancipados -lamentable, pero cierto- están en su mayoría con números rojos, pues el «padre DGD » no les puede dar ni para caramelos.El presidente de la Federación Española de Piragüismo ha escrito una carta a Benito Castejón en la que, con términos muy cordiales y dejando sentado que no es su culpaje avisa que si no llega el dinero necesario suspenderá las competiciones de su deporte a partir de mañana, domingo. El piragüismo español, no lo olvidemos, es uno de los pocos deportes que ha conseguido títulos mundiales y medallas olímpicas. Esta misma temporada, a primeros de septiembre, debería estar en Sofia para unos nuevos mundiales.

Al parecer, el tema económico se va a solucionar con la intervención personal de Castejón. También por libre, vamos. Es el sino del deporte español, la improvisación en cualquier tiempo. Con la reforma administrativa que puede traer una secretaría estatal para el deporte, y el dinero de las quinielas, que irá directamente al Estado para que luego éste destine lo «oportuno», el hecho es que continúa la situación inestable.

Y, mientras, la Federación de Atletismo aprueba ayer un plan encaminado a cambiar totalmente las estructuras -será porque confía- o se clausura en.madrid y en Silencio el Congreso Internacional de Educación. Física. Esto último, más curioso todavía. Han intervenido cuatrocientos representantes de universidades y centros superiores de todo el mundo en un país donde las palabras educación física suenan -lógico, pues, el silencio- a naranjas de la China.

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