Tamames, contra las sociedades regionales de desarrollo industrial

«Las autoridades regionales no sólo son necesarias por cuestiones de dignidad, sino también, y principalmente, por razones económicas, por lo que deben traducirse en hechos concretos y soluciones de verdadero desarrollo industrial» dijo ayer en Granada, en el transcurso de una rueda de prensa, el profesor Ramón Tamames, economista y miembro del comité ejecutivo del Partido Comunista de España.«No puede comprenderse por ello -anadió el señor Tamames- que con la experiencia tan desastrosa que ha supuesto la Sociedad para el Desarrollo Industrial de Galicia (Sodiga), creada en 1970, se hayan apro...

«Las autoridades regionales no sólo son necesarias por cuestiones de dignidad, sino también, y principalmente, por razones económicas, por lo que deben traducirse en hechos concretos y soluciones de verdadero desarrollo industrial» dijo ayer en Granada, en el transcurso de una rueda de prensa, el profesor Ramón Tamames, economista y miembro del comité ejecutivo del Partido Comunista de España.«No puede comprenderse por ello -anadió el señor Tamames- que con la experiencia tan desastrosa que ha supuesto la Sociedad para el Desarrollo Industrial de Galicia (Sodiga), creada en 1970, se hayan aprobado ahora el mismo tipo de sociedades en Andalucía, Canarias y otras regiones del Estado español. Con mil millones de capital financiero y sin capacidad de emisión de títulos para el mercado, ya me dirán ustedes cómo se va a desarrollar en 1977 una región como la andaluza. »

Preguntado por cuáles son las soluciones políticas y económicas que él propondría para Andalucía, Ramón Tamames se refirió a la necesidad de conseguir un compromiso entre todos los diputados y senadores demócratas que resulten elegidos en las próximas elecciones para formar, inmediatamente después de las mismas, una especie de comisión permanente que estudie los problemas andaluces y trabaje por una rápida consecución de la autonomía regional.

A más largo plazo, el profesor Tamames dijo que habría que plantear una discriminación, en términos económicos, favorable a las regiones menos desarrolladas, para tratar de llegar lo antes posible al tan necesario equilibrio entre las distintas regiones del Estado.