Trece atracos a bancos y cajas de ahorros en lo que va de año

Trece atracos en bancos privados y cajas de ahorros han sido cometidos en los primeros cuatro meses del año solamente en el límite de Madrid y su provincia. El número, representativo del aumento de especialistas en estos delitos, supuso para los atracadores quince millones y medio de pesetas. Sin embargo, estos atracos no se realizaron de forma aislada, sino en el marco de un proceso delictivo en el que las víctimas han sido los propietarios de joyerías, clubs, hoteles y hasta cines.

El pasado 2 de abril, EL PAIS informaba del descenso en el número de atracos, originado a raíz de habers...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Trece atracos en bancos privados y cajas de ahorros han sido cometidos en los primeros cuatro meses del año solamente en el límite de Madrid y su provincia. El número, representativo del aumento de especialistas en estos delitos, supuso para los atracadores quince millones y medio de pesetas. Sin embargo, estos atracos no se realizaron de forma aislada, sino en el marco de un proceso delictivo en el que las víctimas han sido los propietarios de joyerías, clubs, hoteles y hasta cines.

El pasado 2 de abril, EL PAIS informaba del descenso en el número de atracos, originado a raíz de haberse incorporado en el año 1975 diversas medidas obligatorias de seguridad bancaria. El índice de atracos registrado en el año anterior se había elevado a la cifra de 109 delitos, con un botín superior a los 89 millones de pesetas, cantidad que era desconocida hasta entonces por la Policía española. Como resultado lógico de las medidas tomadas en el año 1975, el número descendió a 84 atracos. Es a partir de ese año cuando se empieza a experimentar un ligero ascenso, no ya en el número de delitos cometidos, sino en el de heridos y muertos en el curso de su realización. En los 87 atracos, habidos en 1976 en entidades bancarias, murieron cuatro personas, tres de ellos vigilantes jurados, uno fue herido de gravedad y otros dos fueron asistidos de heridas leves.De estos 87 delitos contra la propiedad y para dar una idea del aumento que podría experimentar este año la situación habría que resaltar que veinte se cometieron en Madrid, trece en bancos privados y siete en cajas de ahorros madrileñas.

Frente a estos veinte atracos cometidos en todo un año, 1977 ha registrado ya trece, número que de continuar con una proporción constante podría finalizar el año en una cifra cercana a las cuarenta sustracciones a mano armada: es decir, el doble.

Incumplimiento de medidas de seguridad

Dos órdenes del Ministerio de Gobernación, una del 2 de marzo y la segunda del 4 de abril de 1974 fueron en su día un avance de cara a la lucha contra los atracadores. Los distintos artículos que regulaban la contratación de vigilantes jurados, las medidas de alarma, el transporte de fondos, las medidas de detección y protección y las sanciones que se impondrían, en caso de no cumplir lo ordenado, produjeron. su efecto. Frente a los 49 atracos que se habían contabilizado en los meses de enero, febrero y marzo de 1974 sólo se registraron 61 en los nueve meses restantes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Desde entonces, y a pesar de que el número de atracos anuales no ha llegado al centenar, el total de millones sustraídos ha aumentado al llevarse los atracadores el año pasado la increible cifra de 111.995.653 pesetas.

La razón de que los sistemas de seguridad hayan dejado de responder a sus nombres se debe principalmente a la falta en las nuevas entidades, que se abren a diario en barrios de la periferia madrileña, de cámaras filmadoras, cristales anti-bala en los departamentos de caja, sistemas de alarma conectados con la Dirección General de Seguridad u otros centros policiales, vigilantes jurados expertos en su trabajo y protegidos ante la eventualidad de un atraco y otros métodos que, de administración bancarios creen.

Esta falta de cumplimiento podría explicarse ante la inexistencia en las órdenes gubernativas sobre qué dispositivos deben emplearse, situación ante la que los directores de entidades bancarias ponen "sistemas ópticos" magnéticos o electrónicos» de escaso o nulo rendimiento. Un ejemplo podría hacer más clara la situación: en muy pocos bancos se tienen instaladas cámaras filmadoras. De éstos, sólo un número inferior al 25% poseen un tipo de cámara útil para lograr la imagen de los atracadores.

Las razones podrían resumirse en un empleo de malos materiales de construcción y una instalación inadecuada. A esto se añadiría la falta de vigilantes jurados en algunas entidades, la preferencia que, para ocupar este puesto, por la citada orden de 4 de abril, tienen las personas que hayan pertenecido a la Policía Armada, Guardia Civil o Policía Municipal "por un período no inferior a los cinco años2, lo que da pie para la contratación de personas de unos cuarenta años de edad y la especialización de los atracadores, conocedores ya de las horas, métodos y precauciones internas de las entidades para que no se ponga en peligro la vida de nadie.

La solución está clara no sólo para los técnicos, sino hasta para los vigilantes jurados que piden seguridad. Si las entidades quieren perder millones de pesetas, por una falta de sistemas de seguridad, empleados, vigilantes y público no tienen por qué pagar las consecuencias. Y sin embargo las pagan. Un vigilante muerto, otro herido de gravedad y un atracador con un disparo en la cabeza es el trágico balance de los atracos cometidos este año en Madrid.

Archivado En