El primer ministro belga disuelve el Parlamento y llama a elecciones

Leo Tindemans, primer ministro belga, anunció ayer a la prensa la disolución de las Cámaras (Parlamento y Senado) y la convocatoria de elecciones anticipadas para el domingo 17 dé abril. Tindemans mantiene su Gobierno minoritario en contra de las protestas de los partidos de oposición que acusan al primer ministro de realizar un «golpe de Estado casero» al no haber consultado con el Parlamento antes de su disolución y al mantener, contra viento y marea, la formación de su Gobierno hasta las elecciones.

Desde hace una semana -la crisis política belga parecía inevitable La postura intrans...

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Leo Tindemans, primer ministro belga, anunció ayer a la prensa la disolución de las Cámaras (Parlamento y Senado) y la convocatoria de elecciones anticipadas para el domingo 17 dé abril. Tindemans mantiene su Gobierno minoritario en contra de las protestas de los partidos de oposición que acusan al primer ministro de realizar un «golpe de Estado casero» al no haber consultado con el Parlamento antes de su disolución y al mantener, contra viento y marea, la formación de su Gobierno hasta las elecciones.

Desde hace una semana -la crisis política belga parecía inevitable La postura intransigente de un partido federal valón, el Rassamblement Wallon, gracias al cual el Gobierno Tindemans obtenía mayoría en el Parlamento, obligó al primer ministro a cesar a los dos ministros de este partido presentes en el Gobierno.Con un Gobierno minoritario, Tindemans no podía seguir controlando la escena política, a pesar de la coalición socialcristiana-liberal. Las elecciones anticipadas obtienen así el refrendo de casi todos

los partidos. Sin embargo, se esperaba una declaración del primer ministro ante el Parlamento, anunciada para el miércoles, antes de decidir la convocatoria a las urnas del pueblo belga.

El regionalismo valón y flamenco ha sido uno de los detonantes de esta crisis. Se trata de definir ahora la estructura definitiva de Bélgica. Pero la presencia de partidos políticos típicamente bruselenses complica la situación. Estos defienden las ideas de un federalismo a tres, que conceda igualdad de poderes a Flandes, la Valonia y la aglomeración de Bruselas, donde coinciden flamencos y valones. La batalla de Bruselas promete así dominar parte de la próxima campaña electoral. Sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de partidos políticos flamencos se oponen a reconocer una identidad propia a la zona de Bruselas y quieren, a lo sumo, un regionalismo o un federalismo a dos: Flandes y Valonia.

La maniobra de Leo Tindemans de disolver el Parlamento y el Senado sin previa consulta evita que se proponga la formación de una futura legislatura constituyente; hecho que atacan los partidos de oposición, alegando que con ello sólo se logra retrasar otros cuatro años -tiempo normal de una legislatura- la verdadera. solución de los problemas de este país, que son lingüísticos y regionales.

Junto con los problemas regionales, la crisis económica influyó en esta llamada a elecciones anticipadas.

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El movimiento sindical de protesta contra el actual Gobierno provoca huelgas de medio millón de personas cada viernes, desde hace dos semanas. Es una protesta contra las últimas medidas económicas del Gobierno, basadas en un aumento de impuestos indirectos. Participan de la acción huelguística los sindicatos democratacristianos y socialistas, unidos en un frente común.

Es difícil predecir si la consulta electoral del 17 de abril conseguirá aclarar la situación. Si los partidos se mantienen y ninguno logra imponerse como primera fuerza política del país, es probable que se vaya, una vez más, a la formación de coaliciones de escasa mayoría, siempre frágiles para gobernar, como demuestra la actual crisis.

En buena lógica, los partidos federalistas -puesto que el problema de fondo es lingüístico y nacionalista- y los partidos defensores de los intereses de la clase obrera, como el Partido Socialista y el Partido Comunista, deberían aumentar su influencia después del 17 de abril.

Pero en política la lógica no existe y todas las hipótesis son válidas. Sobre todo en este pequeño país que, con una extensión de poco más de 30.000 kilómetros cuadrados -inferior a Cataluña- y menos de diez millones de habitantes, cuenta con tres comunidades lingüísticas y una docena de formaciones políticas.

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