Tribuna

Los perdedores

La compañía explotadora del Metropolitano de Madrid, ahogada financieramente por el control de tarifas que le fue impuesto en 1939, no consiguió en la junta general extraordinaria celebrada ayer establecer un criterio claro para solucionar sus problemas. La contestación de los pequeños accionistas provocó, después de una sesión salpicada de incidentes, la suspensión de la misma sin que se aceptara la peopuesta de solicitar del Gobierno la desprivatización.La desprivatización del Metro plantea con crudeza el tema de la representación de los intereses de los pequeños accionistas en las sociedade...

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La compañía explotadora del Metropolitano de Madrid, ahogada financieramente por el control de tarifas que le fue impuesto en 1939, no consiguió en la junta general extraordinaria celebrada ayer establecer un criterio claro para solucionar sus problemas. La contestación de los pequeños accionistas provocó, después de una sesión salpicada de incidentes, la suspensión de la misma sin que se aceptara la peopuesta de solicitar del Gobierno la desprivatización.La desprivatización del Metro plantea con crudeza el tema de la representación de los intereses de los pequeños accionistas en las sociedades anónimas. Estos pequeños accionistas, que generalmente juegan en inversiones tranquilas de baja rentabilidad, aunque teóricamente seguras, pertenecen a grupos sociales de raíz conservadora, generalmente con baja capacidad adquisitiva que en algunos casos viven merced a discretísimas rentas de capital.La viva, violenta y en algunos casos patética reacción de algunos modestos accionistas ante la petición de mano libre que ayer hizo el consejo de administración del Metro para acordar la fórmula desprivatizadora de la sociedad con el Gobierno, demuestra el exclusivo derecho al pataleo deestos accionistas y su condición de perdedores. Los grandes beneficios a costa del Metro no los han obtenido la mayoría de sus pequenos accionistas actuales, sino los grupos financieros encaramados en su consejo que han podido proyectar importantes empresas inmobiliarias una vez conocido el trazado futuro de las líneas de ferrocarril. subterráneo.

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Sería interesante conocer con precisión cuál es la participación real de todo el consejo de administración del Metro en el capital de la sociedad. Probablemente nos encontraríamos con que sin disponer de los votos de que disponen los bancos por delegación de los accionistas que no asisten a las juntas, el consejo queda como un pequeño accionista más, que negocia los intereses de toda la sociedad, de la que desde luego no viven.

En el Metro, cuya desprivatización sé veía venir desde hace tiempo, han quedado únicamente accionistas poco iniciados en el mercado de capitales, que ahora se encuentran con que se solicita su anuencia para una fórmula desprivatizadora sin siquiera tener el respeto de decirles en cuánto se valoran sus acciones según esa fórmula. La operación Metro, desprivatización no muy importante frente a otras que quizás fueran aconsejables, se convierte en piedra de toque de actitudes y mecanismos. Como para los pequeños accionistas su inversión en el Metro supone algo valioso, parece razonable que se informe detalladamente no sólo a ellos sino también a la opinión pública, el porqué de la operación, el valor real de la sociedad, quiénes son ahora sus propietarios, el papel de sus trabajadores y el precio que el contribuyente debe pagar razonablemente a los propietarios del Metro.

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