Sólo los gaullistas, reacios a la ampliación de la CEE

Desde los demócrata-cristianos hasta los comunistas, pasando por socialistas, liberales y conservadores, todos los oradores de los grupos políticos representados en el Parlamento Europeo se declararon más o menos favorables a la idea de ampliar las Comunidades Europeas hacia el sur, es decir, en dirección a Grecia, Portugal y España. Sólo un grupo, el de Demócratas Europeos para el Progreso (controlado por los gaullistas franceses), parece reacio a la idea de admitir nuevos Estados miembros en las actuales circunstancias de crisis económica.Las intervenciones de los parlamentarios europ...

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Desde los demócrata-cristianos hasta los comunistas, pasando por socialistas, liberales y conservadores, todos los oradores de los grupos políticos representados en el Parlamento Europeo se declararon más o menos favorables a la idea de ampliar las Comunidades Europeas hacia el sur, es decir, en dirección a Grecia, Portugal y España. Sólo un grupo, el de Demócratas Europeos para el Progreso (controlado por los gaullistas franceses), parece reacio a la idea de admitir nuevos Estados miembros en las actuales circunstancias de crisis económica.Las intervenciones de los parlamentarios europeos, a propósito de la ampliación de la CEE, llegaron en el curso del debate en Luxemburgo del discurso-programa de la CEE, presentado ante el Parlamento Europeo por el presidente de la Comisión Europea, Roy Jenkins.

El presidente de la Comisión se mostró partidario de la ampliación, en tanto que operación política, a pesar de las dificultades reales que supondrá en el plano económico.

Por parte de los socialistas, el alemán Ludwig Fellermaier, presidente del grupo político más importante de los representados en el Parlamento,con 66 escaños, es fundamental que la CEE se abra en dirección de estos países del sur de Europa que se encuentran en un proceso de democratización. Manfred Schmidt afirmó que la CEE no puede renunciar a sus promesas, sobre todo porque las dificultades actuales internas no se deben a las peticiones de adhesión. Para el socialista italiano Zagari la ampliación hacia el Mediterráneo supondrá una importante prueba para la CEE. La Comunidad, según Zagari, debe ir hacia un acercamiento global, que comporte una reestructuración agrícola.

Los demócrata-cristianos, segundo grupo en importancia en el Parlamento, con 51 diputados, aludieron al asunto de la ampliación.

Durante una intervención de su jefe de fila, el belga Alfred Bertrand destacó la importancia de abordar el proceso con prudencia y esperar una definición exacta de países que pedirán la adhesión, antes de hablar de globalización, como dijo Roy Jenkins.

El grupo liberal

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El grupo liberal, con veintiséis escaños, por medio del holandés Cornelius Berkhouwer, se preguntó sobre la necesidad moral de abrir cuanto antes las puertas a los futuros candidatos. Recordó, en tal sentido, los principios de preámbulo del Tratado de Roma favorables a la entrada de nuevos países con instituciones políticas análogas de los fundadores de la CEE, es decir, democráticas. El liberal belga Paul Leopold de Clercq, criticó la idea de una globalización de las negociaciones de adhesión, señalando que la hipótesis -expresada por el presidente de la Comisión Europea- parecía destinada a retrasar el proceso de entrada de Grecia en la CEE, actualmente en marcha.

Sir Peter Kirk, conservador británico -grupo con diecisiete sillas en la asamblea de la CEE-, se interrogó qué quería decir Jenkins por globalización de la ampliación cuando actualmente sólo hay negociaciones en curso con un solo país: Grecia. James Spicer y Sir Brandon Rhys-Williams, ambos del mismo grupo conservador puntualizaron que la ampliación debe hacerse con prudencia.

Sobre todo en un momento en que la CEE todavía no ha digerido la anterior ampliación de seis a nueve, con la entrada de Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca. En términos parecidos se expresó Brian Lenihan, del grupo de Demócratas Europeos para el Progreso, diecisiete puestos muy influenciados por los diputados gaullistas del Parlamento Europeo.

Por último el italiano Renato Sandri, dijo, en nombre del grupo comunista del Parlamento, que cuenta con quince escaños, que es verdad que la ampliación puede debilitar las estructuras, pero que lo fundamental era saber si la democracia será más fuerte o más débil, después de la ampliación.

A pesar de los matices de rigor, la conclusión parece bastante clara: todas las familias políticas de los nueve de la CEE, representantes de los 198 escaños del Parlamento Europeo, parecen dispuestas apoyar la vinculación de Grecia, Portugal y España a las Comunidades Europeas. Hay dificultades económicas, pero el balance político definitivo puede compensarlas.

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