Los hábitos de la democracia

El camino de la democracia es largo y en España estamos todavía en el «Catón». O al menos aún: en el puro balbuceo. Es lógico, por ello, aunque no deseable, que se produzcan situaciones de infantilismo informador y de exhibicionismo informante.La democracia es algo que nace en la conciencia, que forma parte de los hábitos morales que no se exhibe en la vía pública. En ningún país del mundo de larga y sólida democracia se le ocurre, a nadie preguntar a otro si vota o por quién vota, y mucho menos el preguntado admitirá que se conozca de esta manera su decisión. Lo consideraría casi como una ind...

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El camino de la democracia es largo y en España estamos todavía en el «Catón». O al menos aún: en el puro balbuceo. Es lógico, por ello, aunque no deseable, que se produzcan situaciones de infantilismo informador y de exhibicionismo informante.La democracia es algo que nace en la conciencia, que forma parte de los hábitos morales que no se exhibe en la vía pública. En ningún país del mundo de larga y sólida democracia se le ocurre, a nadie preguntar a otro si vota o por quién vota, y mucho menos el preguntado admitirá que se conozca de esta manera su decisión. Lo consideraría casi como una indecencia, un atentado al pudor cívico y a su legítima libertad.

Hay que andar con calma, pero con decisión, los caminos que conducen a la democracia, mas para ello es preciso adquirir los hábitos democráticos y el primero de ellos es el respeto natural a la intimidad de la conciencia. La ilusión del nuevo hallazgo puede deteriorar de entrada la imagen de la democracia, y mucha gente, acostumbrada a viejos moldes uniformistas y por ello mismo exhibicionistas, puede creer, que esto es normal y hasta necesario y conveniente.

No, en absoluto. El voto es secreto, como secreta es la decisión y pregonarlo no favorece en absoluto los modos democráticos. La democracia nace en las conciencias y se genera en las urnas. No es necesario pasearla insolentemente por la calle o las páginas de los periódicos.

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Empecemos adquiriendo conciencia democrática, pudor democrático, seriedad democrática, respeto democrático. La democracia es un perfeccionamiento de la vida colectiva. No la convirtamos en un pequeño carnaval, sino en la proyección común de la singularidad y la intimidad sagradas del hombre. Ya sabemos que al principio puede costar, pero este sosegado laborar de la conciencia, esa independencia de nuestras decisiones serán los más sólidos contrafuertes de nuestras convicciones. el soporte de la vida democrática que realmente descubiremos cuando estemos dispuestos personalmente a no imponer, a respetar y a ser respetados. El secreto, en fin, de la verdadera democracia.

17 diciembre

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