"No cumplen el fin social previsto por la ley"

Varios socios de dos cooperativas de viviendas de Leganés y Madrid, junto con un abogado, expusieron ayer en rueda de prensa el abismo existente entre la teoría y la realidad de los fines sociales de estos organismos. «A través de nuestra experiencia propia, aparte de otros casos que conocemos, podemos a afirmar que las cooperativas son un verdadero negoció para algunos señores, mientras que los socios, al final pagan por el piso lo mismo, y a veces más, que si lo hubieran comprado directamente a una inmobiliaria.»«Lo primero que queremos destacar es que la cooperativa no logra crear un ambien...

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Varios socios de dos cooperativas de viviendas de Leganés y Madrid, junto con un abogado, expusieron ayer en rueda de prensa el abismo existente entre la teoría y la realidad de los fines sociales de estos organismos. «A través de nuestra experiencia propia, aparte de otros casos que conocemos, podemos a afirmar que las cooperativas son un verdadero negoció para algunos señores, mientras que los socios, al final pagan por el piso lo mismo, y a veces más, que si lo hubieran comprado directamente a una inmobiliaria.»«Lo primero que queremos destacar es que la cooperativa no logra crear un ambiente, de gestión común, de participación y de interés de todos los que la forman. Para lograr esto no basta con dar un ejemplar de los estatutos al ingresar como socio, sino que se necesitan frecuentes reuniones informativas, estimular la participacion mediante comisiones, etcétera. En realidad, el socio arriba a la cooperativa porque se ha enterado que es una forma más fácil, aunque a más largo plazo, de adquirir una vivienda, y lo normal es que no se preocupe de nada. Por su parte, los directivos suelen incluso fomentar esta actitud, porque les permite dirigirla sin dar demasiadas explicaciones. Funcionan como una inmobiliaria bajo la forma de cooperativa.».

«Lo peor es que tampoco el piso sale más barato. En Dehesa de la Villa las viviendas que iban a costar 800.000 pesetas se han puesto ya en tres millones, y en San Juan, de 350.000 han pasado a 900.000 pesetas.»

«¿Cómo ocurre esto? -habla ahora el abogado- Mediante la continua paralización de las obras. La directiva de la cooperativa con trata con una empresa constructora Ia realización de los bloques,en un presupuesto máximo que no puede rebasar lo autorizado por la Obra Sindical del Hogar. En un momento determinado, las obras se paralizan, ya que puede hacerse, según el contrato, si la constructora no va cobrando mensualmente lo estipulado. Así pasan meses, con lo que se presenta un nuevo presupuesto para cubrir la subida de los materiales, o se la paga unos intereses de demora. Lógicamente, a cargo de los socios. En el caso de la Cooperativa San Juan, 340 viviendas que se debían haber terminado en diciembre de 1975, llevan sin continuar desde 1974. El valor de los pisos se ha triplicado casi, y aún no se han entregado. »

¿Cómo puede legalizarse luego esto, si las viviendas tienen un precio máximo establecido oficialmente?

«Porque en las escrituras no se menciona el valor real que ha costado construir el piso, sino el oficial. Nosotros, socios de Cristo del Humilladero, hemos pedido que en la escritura se incluya no sólo lo que hemos pagado en efectivo, quees más o menos el importe oficial, sino también lo que se paga por hipoteca, la parte que nos correspondería de la venta de los locales comerciales, la subvención del Ministerio, etcétera. Si esto, se incluyera, se demostraría lo que pagamos realmente.»

Compromisarios

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«Esto sucede porque no hay funcionamiento representativo de las cooperativas. Lo normal es que, los socios no tengan acceso a las cuentas, y cuando nos las enseñan, suelen ser simples papeles donde se nos dice lo que hemos pagado y lo que nos falta por pagar. Las asambleas generales no se celebran, o se celebran mediante el sistema de compromisarios, previsto en la ley, pero que se presta fácilmente a que éstos no sean representativos, e incluso que a veces no los conozcamos. El sistema consiste en que cada grupo de vecinos elige un representante, y estos se reúnan en asamblea para aprobar los presupuestos, las nuevas promociones, etcétera. Los cargos que tienen un mandato de cuatro años renovables por mitades cada dos, en realidad son casi vitalicios, y, o salen reelegidos o se eligen a personas allegadas a los anteriores.» Por su parte, la Obra Sindical del Hogar, que en teoría debía velar por la buena marcha de su funcionamiento, suele poner una serie de trabas burocráticas a las gestiones y las denuncias de los socios.

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