Creación de un "stock" de 250.000 toneladas de azúcar

«La solución que se puede ofrecer a los excedentes de remolacha es la de crear un stock de garantía de 250.000 toneladas de azúcar, con objeto de exportarlas cuando los precios internacionales mejoren y la venta al exterior sea rentable», ha señalado el presidente de la Sociedad General Azucarera de España, señor Isasi.

Las decisiones de carácter político y no las de coyuntura económica son las que marcan la pauta del desarrollo o regresión del subsector del azúcar, ya que el Gobierno es el que fija los precios de la materia prima y los objetivos de la producción, señala la contingentac...

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«La solución que se puede ofrecer a los excedentes de remolacha es la de crear un stock de garantía de 250.000 toneladas de azúcar, con objeto de exportarlas cuando los precios internacionales mejoren y la venta al exterior sea rentable», ha señalado el presidente de la Sociedad General Azucarera de España, señor Isasi.

Las decisiones de carácter político y no las de coyuntura económica son las que marcan la pauta del desarrollo o regresión del subsector del azúcar, ya que el Gobierno es el que fija los precios de la materia prima y los objetivos de la producción, señala la contingentación, cuadricula, en fin, de tal manera el quehacer de los azucareros, que son las decisiones del poder público y no las nuestras, las que deciden el desarrollo o recesión de la industria azucare; así se explica que en un período de regresión el sector, en cambio, registre expansión.Así se expresa, a los pocos días de haberse solucionado en parte el conflicto de los remolacheros, el presidente de la Sociedad General Azucarera de España, José Joaquín Isasi-Isasmendi, que une a su cargo el ser presidente del Consejo Superior de Cámaras.

Tras poner de relieve que la producción este año se ha incrementado en un 55 %, el señor Isasi pasa a explicar las razones de esta situación. «Después del descalabro azucarero de la campaña 1974-75, en que hubimos de importar cerca de 500.000 toneladas de azúcar a los precios más altos que registra la historia del mercado internacional el Gobierno se decidió de una manera ya inequívoca a expansionar el cultivo de la remolacha. Elevó el precio de la raíz a 3.000 pesetas, creó subvenciones para la adquisición de maquinaria y herbicidas y estableció créditos de 35.000 pesetas por hectárea para financiar la siembra el cultivo y la recolección. EI cultivador, por su parte, escaldados por los resultados adversos de otros cultivos, se ha refugiado en el cultivo remolachero, y así, hemos tenido una campaña excedentaria.

Tras analizar los factores económicos que han incidido en el subsector del azúcar como el de salarios y el consumo, puso de relieve sobre este último que, tras haber alcanzado en 1974 la cota más alta de nuestro consumo, llegando casi a los treinta kilos por habitante y año, y como consecuencia de la crisis, se ha producido una caída del nivel del consumo nacional; en el año 1975 hemos consumido 961.000 toneladas de azúcar en lugar de 1,05 millones en 1974, por lo que el consumo per capita se reduce a veintisiete kilos y en la campaña 1975-76, que ahora termina, la cifra de consumo per capita se ha reducido a veintiséis kilos, con una cifra global de consumo nacional de 938.000 toneladas, que supone una cota de consumo similar a la obtenida hace cinco años. pese a lo cual existe optimismo en una recuperación.

Más adelante, el presidente de Azucarera Española examinó las líneas generales de la campaña actual comentando los problemas políticos que presenta una producció que ya se anuncia como excedentaria.

Los excedentes de la actual campaña se obtendrán -dijo- de forma consciente y deliberada. Agricultores e industriales hemos pensado que era mejor ampliar las áreas de siembra sin excesivas cortapisas, que volver otra vez a los peligros de la deficiencia, ya que las fábricas sólo son rentables cuando trabajan en coeficientes de utilización de capacidad al 85%.

Sobre el tratamiento que se va a dar a los excedentes de azúcar, el señor Isasi definió tres tipos: los motivados por el descenso del consumo y por los compromisos con Cuba, sobre los que no nos sentimos responsables, y aquellos que se han producido deliberadamente por industriales y agricultores.

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