"No se puede hablar de autogestión a un campesino"

Desde una perspectiva socialista, aunque no marxista -según sus portavoces, Alberto Cercós y Francisco Botella-, la Federación de Partidos Socialdemócratas (FPS) dio a conocer las directrices de su política agraria a lo largo de una conferencia celebrada ayer en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid.La falta de un programa concreto aprobado por el congreso del partido hizo que la ambigüedad fuese constante en la exposición de la ponencia. Pese a ello, los dirigentes socialdemócratas, tras manifestar su consciencia acerca de la marginación a que se ha visto sometida la población...

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Desde una perspectiva socialista, aunque no marxista -según sus portavoces, Alberto Cercós y Francisco Botella-, la Federación de Partidos Socialdemócratas (FPS) dio a conocer las directrices de su política agraria a lo largo de una conferencia celebrada ayer en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid.La falta de un programa concreto aprobado por el congreso del partido hizo que la ambigüedad fuese constante en la exposición de la ponencia. Pese a ello, los dirigentes socialdemócratas, tras manifestar su consciencia acerca de la marginación a que se ha visto sometida la población rural española, tal vez debido, según manifestaron, a que «las leyes dictadas en los últimos años sólo han favorecido a los empresarios», esbozaron las soluciones que propone su partido frente al problema.

En líneas generales, Alberto Cercós habló de la necesidad de fijar una nueva política de precios, de anteponer el derecho de explotación sobre el derecho de propiedad, de fomentar las cooperativas agrarias, suprimir los monopolios y realizar una auténtica reforma fiscal.

Concretamente, la FPS propone como objetivo fundamental la integración de España en el Mercado Común. Para ello, la política de precios debería ir encaminada a este fin, fomentando el cultivo de productos aceptados por el mercado europeo, como el girasol y la cebada, y disminuir aquellos en los que la competencia española no iba a ser tomada en cuenta, tal como el azúcar y el trigo duro.

Frente al problema económico y social que se derivaría de esta política, como es la diferencia de precios ofrecidos a los agricultores, la solución de los ponentes consiste en utilizar fuertes subvenciones estatales, producto de una profunda reforma fiscal.

En este sentido, señalaron como exponentes a seguir el gravar el impuesto sobre la sucesión y acabar con la acumulación de capital injustificada. También apuntaron la alternativa de orientar el sistema de financiación a la creación de nuevos puestos de trabajo, en lugar de encaminar las ayudas oficiales a los sectores económicos más rentables, como son los servicios y la industria.

Frente al tema de la propiedad y la explotación, señalaron que la socialdemocracia, que se fundamenta en la propiedad privada, no es partidaria de las expropiaciones a menos que éstas no sean productivas.

Por último, señalaron el importante potencial electivo que suponen los ocho millones de población rural y se mostraron partidarios de no plantear alternativas revolucionarias a un sector con peculiaridades conservadoras. «No se puede hablar de autogestión a un campesino castellano, porque se está autogestionando desde que se levanta hasta que termina la jornada.» «Como tampoco se podría aplicar hoy en día -añadieron- los planes de la Reforma Agraria trazados por la Il República española, pues la relación empresario-trabajador ha variado de un uno a quince a un uno a uno.»

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