Giscard d'Estaing, inquieto ante el "movimiento" que intenta crear Chirac

El presidente y yo hemos acordado no hacer declaración alguna dijo el antiguo primer ministro, Jacques Chirac, a la prensa, cuando salió del palacio del Elíseo, a las cinco y cuarto de la tarde, después de hora y quince minutos de diálogo con el presidente Giscard d'Estaing. Esta fue la primera vez que se entrevistaron desde la dimisión de Chirac, el último 25 de agosto. El presidente se muestra preocupado ante el «movimiento popular» que intenta crear el ex premier.

Con motivo de la visita oficial de los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, la semana pasada, el ex premier fue in...

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El presidente y yo hemos acordado no hacer declaración alguna dijo el antiguo primer ministro, Jacques Chirac, a la prensa, cuando salió del palacio del Elíseo, a las cinco y cuarto de la tarde, después de hora y quince minutos de diálogo con el presidente Giscard d'Estaing. Esta fue la primera vez que se entrevistaron desde la dimisión de Chirac, el último 25 de agosto. El presidente se muestra preocupado ante el «movimiento popular» que intenta crear el ex premier.

Con motivo de la visita oficial de los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, la semana pasada, el ex premier fue invitado a la recepción que ofreció Giscard en el Elíseo en honor de sus huéspedes, pero no asistió por considerar que el clima de un salón con seiscientos invitados no era el propicio para abordar los problemas peliagudos que les interesaban.Desde que se separaron, en efecto, no han hecho más que agravarse sus divergencias que, resumiendo, pueden reducirse a lo siguiente: Giscard, como presidente y jefe de la mayoría que gobierna, y Chirac, como líder de la UDR, (grupo mayoritario en la asamblea), conciben de manera distinta la estrategia más oportuna contra el enemigo común, la Unión de Izquierda. Es esta última la que, a pesar de las diferencias profundas entre las dos personalidades, parece que ha forzado la entrevista de ayer, con vistas al acontecimiento histórico que serán las legislativas.

De momento no será fácil saber lo que, textualmente, se han dicho el presidente y Chirac. Pero las diferencias graves entre ambos son lo bastante tangibles para que los observadores convengan en que la unión de la mayoría, frente al peligro de la izquierda, si éste ha sido el resultado del mano a mano, no puede ser más que un resultado aparente, aunque ello no sea poco.

Temor de Giscard ante una división de la derecha

Anteayer, el presidente evidenció el doble temor de que la derecha se divida y de que la izquierda pueda ganar las elecciones legislativas del 78. Ante miembros del club «Perspectivas y Realidades» aludió a la cuestión: El pluralismo de tendencias de la mayoría, dijo, debe respetar dos condiciones: Perfecta solidaridad cada vez que se trate de defender un interés nacional, y por otra parte, elaboración de proposiciones constructivas y bien meditadas.

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Esta última invitación a hacer proposiciones constructivas se interpretó como una advertencia a la labor de Chirac desde que dimitió como primer ministro. Se trataría, concretamente, del vasto movimiento popular que viene preconizando Chirac, que, naturalmente, va más allá de la UDR y tiene por objetivo crear una base electoral, no sólo para intentar ganar las legislativas, sino para preparar su elección como presidente cuando termine el septenato de Giscard o antes si la llegada de la izquierda al poder, como él imagina, produjera un marasmo tal que diera al traste con las instituciones. El bulldozer, entonces, se presentaría como el salvador de la Francia ultraconservadora que aún sigue creyendo en la grandeur y en la independencia nacional tal como concebía De Gaulle estas dos nociones, es decir, como las líneas directrices de una Francia ejemplo del mundo.

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