Ford y Carter rivalizan para atraerse los votos judios

Israel o, más exactamente, los votos judíos, han pasado a ser tema predominante en la campaña electoral norteamericana. Ambos candidatos rivalizan en sus declaraciones de apoyo a Tel Aviv, de condena al boicot árabe y de repudio al terrorismo internacional. Y Ford, siguiendo lo que parece ser ya una costumbre electoral para el presidente en ejercicio, autoriza la venta a Israel de armamento altamente sofisticado.La comunidad judía estadounidense, con enorme peso en el mundo financiero y en los medios de comunicación, es tradicionalmente la que mayores porcentajes de votantes registra en la...

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Israel o, más exactamente, los votos judíos, han pasado a ser tema predominante en la campaña electoral norteamericana. Ambos candidatos rivalizan en sus declaraciones de apoyo a Tel Aviv, de condena al boicot árabe y de repudio al terrorismo internacional. Y Ford, siguiendo lo que parece ser ya una costumbre electoral para el presidente en ejercicio, autoriza la venta a Israel de armamento altamente sofisticado.La comunidad judía estadounidense, con enorme peso en el mundo financiero y en los medios de comunicación, es tradicionalmente la que mayores porcentajes de votantes registra en las elecciones presidenciales. Para el próximo 2 de noviembre se calcula que el 90 por 100 de los judíos norteamericanos acudirán a las urnas. Y la mayor parte de ellos votarán en estados considerados como claves para el resultado electoral, como Nueva York (un 10 por 100 de votos judíos), California, Florida, Nueva Jersey y Pennsylvania.

Carter tiene, en principio, más posibilidades de contar con la mayoría de los votos judíos (casi el 60 por 100, según los sondeos), pero en cualquier caso no despierta el entusiasmo que creó en su día el candidato Hubert Humphrey entre la comunidad judía. Aunque nadie, puede reprocharle a Carter el haber regateado la ayuda estadounidense al Estado de Israel, también es cierto que existe una amplia desconfianza hacia las promesas que no van acompañadas de hechos concretos.

La administración Ford, por el contrario, sí que tiene acciones concretas que ofrecer. Como se ha encargado de recordar frecuentemente el propio Ford, en los dos años que lleva en la Casa Blanca ha proporcionado a Israel una ayuda cifrada en 4.300 millones de dólares, lo que supone el 40 por 100 de la ayuda total concedida por Norteamérica al Estado judío desde que éste se creó en 1948.

Ford, que realiza actualmente un viaje electoral por el estado de Nueva York, tendente fundamentalmente a ganarse los votos judíos, anunció ayer su intención de visitar Israel el próximo año si es reelegido para la presidencia, y afirmó que «el futuro de Israel es ciertamente más brillante hoy que lo era antes de que yo tuviera el honor de llegar a ser presidente».

Para contribuir a esta brillantez sin duda, el presidente Ford autorizó recientemente la venta a Tel Aviv de nuevo y sofisticado armamento, valorado en casi 150 millones de dólares, sin notificar tal venta al Congreso que, según la ley, debe conocer toda venta de equipo militar valorado en más de 25 millones.

«Es un claro ejemplo de cómo se sacrifica el interés de la seguridad nacional por razones políticas», manifestó un funcionario no identificado al diario Washington Post.

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El hecho de que Jimmy Carter sea de religión baptista tampoco parece inspirar excesiva confianza a los judíos estadounidenses y, por otra parte, no hay que olvidar que el candidato independiente, Eugene McCarthy, cuenta con grandes simpatías en algunos sectores judíos, especialmente entre los jóvenes.

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