Más de doscientos muertos en el Ulster en un año

Mientras los conservadores discuten en Brigton los tópicos de la guerra fría, en Irlanda del Norte sigue la violencia. Ayer publicó The Times los datos de este año: 202 personas han muerto víctimas de la violencia en lo que llevamos de 1976, 15 menos de las que por la misma razón murieron el año pasado. Según las estadísticas que maneja el periódico, sólo 1972, cuando murieron 322 personas, ha superado a 1976 en la gravedad y en las consecuencias de los incidentes.Las diferencias que existen entre ambos períodos se refieren al origen de los asesinados. Mientras que en 1972 murier...

Mientras los conservadores discuten en Brigton los tópicos de la guerra fría, en Irlanda del Norte sigue la violencia. Ayer publicó The Times los datos de este año: 202 personas han muerto víctimas de la violencia en lo que llevamos de 1976, 15 menos de las que por la misma razón murieron el año pasado. Según las estadísticas que maneja el periódico, sólo 1972, cuando murieron 322 personas, ha superado a 1976 en la gravedad y en las consecuencias de los incidentes.Las diferencias que existen entre ambos períodos se refieren al origen de los asesinados. Mientras que en 1972 murieron más de 120 miembros de las fuerzas de seguridad, en lo que va de año los atentados contra soldados y policías sólo han causado 36 víctimas. Los enfrentamientos vuelven ahora a ser sectarios, aunque un alto número de civiles muere a consecuencia de tiroteos con las fuerzas del orden.

La actividad de soldados y policías en el Ulster ha sido objeto de severas críticas últimamente. Después de que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo hallara culpable a Gran Bretaña de haber practicado la tortura en Irlanda del Norte en 1971, esta misma semana ha prestado declaración ante un juzgado del Ulster un soldado británico acusado de haber causado la muerte de la niña Marje O'Hare, que falleció a consecuencia de unos disparos que se le hicieron cuando iba a misa, en el condado de Armagh. El hecho se produjo en agosto.

Esta clase de incidentes ha aconsejado a las diversas comunidades religiosas del territorio, protestantes y católicas, la creación de un grupo de «vigilantes cristianos» que supervisen en la frontera del Ulster con el Eire la conducta de los soldados y eviten que el Ejército ofrezca una explicación parcial de los posibles errores que cometa.