Cartas al director

No bastan los políticos; necesitamos buenos funcionarios

En esta época no sólo vamos a necesitar muy buenos políticos; seráimprescindible que esos políticos estén asistidos por funcionarios de

la Administración pública capaces de hacer frente a las necesidades

que se presenten en los diversos sectores. Vigilar el cumplimiento

de las leyes, inspeccionar y sancionar adecuadamente, incluso con

ejemplaridad, los comportamientos egoístas ó antisociales de los

ciudadanos será fundamental en lo sucesivo , a fin de evitar que las clases peor dotadas sigan siendo las principales víctimas de la crisis

económica...

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En esta época no sólo vamos a necesitar muy buenos políticos; seráimprescindible que esos políticos estén asistidos por funcionarios de

la Administración pública capaces de hacer frente a las necesidades

que se presenten en los diversos sectores. Vigilar el cumplimiento

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de las leyes, inspeccionar y sancionar adecuadamente, incluso con

ejemplaridad, los comportamientos egoístas ó antisociales de los

ciudadanos será fundamental en lo sucesivo , a fin de evitar que las clases peor dotadas sigan siendo las principales víctimas de la crisis

económica.

En un sistema democrático quedará caducado el funcionario predispuesto a conceder todo lo que se pide, no siempre midiendo el alcance de esa resolución. Así, se autorizan precios y tarifas muy elevados, que repercuten en el malestar de los consumidores; se importan artículos suntuarios, que agravan la balanza de pagos; se conceden subvenciones injustas..., o un recurso que también hay que tramitar y resolver. Esto no podrá continuar.

- Otro punto inconveniente a la democracia es la falta de austeridad que se observa en algunos organismos públicos, reflejada en una magnanimidad para formular y gastar el presupuesto, programándose y justificándose gastos lujosos y superfluos. Cuando el Gobierno aconseja «apretarse el cinturón», la Administración ha de ir por delante, dando ejemplo. El funcionario que contrata obras o servicios o adquiere material, por cuenta del Estado o de cualquier organismo público, ha de poner más celo que si estuviera gastando sus propios recursos.

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