La confirmación democrática de la Monarquía
No le oculto que me he sentido profundamente decepcionado por el artículo editorial de su periódico del día 29 último, titulado «Diálogo Gobierno-Oposición».He visto, en su breve pero ya intensa vida de estos primeros meses, que EL PAIS es proclive a la Monarquía, si no decididamente monárquico; pero también he creído, y sigo creyendo, que es un periódico sinceramente, y en primer término, liberal y democrático. ¿Cómo entonces, me pregunto, ha podido decirse en el expresado artículo que, en el compromiso buscado entre la oposición y el Gobierno, deben dejarse de lado aquellos «temas, como la f...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
No le oculto que me he sentido profundamente decepcionado por el artículo editorial de su periódico del día 29 último, titulado «Diálogo Gobierno-Oposición».He visto, en su breve pero ya intensa vida de estos primeros meses, que EL PAIS es proclive a la Monarquía, si no decididamente monárquico; pero también he creído, y sigo creyendo, que es un periódico sinceramente, y en primer término, liberal y democrático. ¿Cómo entonces, me pregunto, ha podido decirse en el expresado artículo que, en el compromiso buscado entre la oposición y el Gobierno, deben dejarse de lado aquellos «temas, como la forma de Estado, que no son inherentes a la democracia o que, simplemente, son plenamente compatibles con ella»?
Admitido como cierto que la «forma de Estado» como tal no es inherente ni incompatible con la democracia. Pero es que lo que se va a debatir no es una forma de Estado teórica, doctrinal o abstracta, sino la forma de Estado real, histórica y concreta del Estado español en estos momentos.