Más juego, menos ninguneo al árbitro

La labor de los jueces de silla está siendo reducida prácticamente a la de meros contadores de puntos, que deben ver minado, una vez más, su sentido de utilidad

El árbitro Kader Nouni, durante un partido de la edición de 2023.Patrick Smith (Getty Images)

Hoy da comienzo la 137ª edición del torneo de Wimbledon, la más mítica y antigua competición del Grand Slam que se disputa desde 1877 en el All England Lawn Tennis and Croquet Club. Nosotros contamos con 13 representantes entre ambos cuadros, pero, como no puede ser de otra manera, depositaremos nuestra máxima atención en Carlos Alcaraz, actual defensor del título y uno de los favoritos a levan...

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Hoy da comienzo la 137ª edición del torneo de Wimbledon, la más mítica y antigua competición del Grand Slam que se disputa desde 1877 en el All England Lawn Tennis and Croquet Club. Nosotros contamos con 13 representantes entre ambos cuadros, pero, como no puede ser de otra manera, depositaremos nuestra máxima atención en Carlos Alcaraz, actual defensor del título y uno de los favoritos a levantar el trofeo junto con el otro gran aspirante, el actual número uno del mundo, Jannik Sinner.

Tanto el uno como el otro llegan en gran estado de forma y con la moral lo suficientemente alta como para albergar las máximas esperanzas. El italiano, que lleva una temporada impecable, ha ganado cuatro títulos, el último de ellos en la hierba del ATP 500 de Halle. Este dato y el hecho de que el año pasado disputara las semifinales del grande londinense demuestran que es un jugador que se adapta muy bien a este tipo de superficie. Por su parte, después de su gran triunfo en Roland Garros y de saber ya cómo ganar aquí, el español va a encarar con toda seguridad el torneo con una dosis extra de confianza. Es cierto que a diferencia del italiano, Carlos cayó derrotado en los cuartos de final en el último torneo, en la hierba de Queen’s. Pero este hecho me parece poco relevante y no creo que merme en nada su ánimo.

Según tengo entendido, en este último campeonato Carlos se quejó, y con razón, de la insinuación de una nueva norma por la cual los jueces de silla deben apretar el botón de cuenta atrás de los 25 segundos del reloj, invariablemente antes de que hayan transcurrido los tres segundos de la finalización desde el último punto. De momento, podremos disfrutar Wimbledon sin esta inflexible norma, ya que no la aplica, como espero que tampoco lo haga en el futuro.

Es bien sabido que a los aficionados, sobre todo a los jóvenes, cada vez les cuesta más mantener la atención en cualquier actividad propia o ajena y, de ahí, se deduce la intención de los directivos del tenis de intentar adaptarse a los nuevos tiempos. La medida tiene, a mi entender, toda una serie de consecuencias negativas (que no vienen a cuento ahora) que, para nada, pueden verse compensadas por esos segundos arañados entre punto y punto.

La labor de los árbitros está siendo reducida prácticamente a la de meros contadores de puntos, que deben ver minado, una vez más, su sentido de utilidad. Probablemente esta sensación acabaremos teniéndola muchos de nosotros debido al incesante acoso tecnológico, pero en el caso de los jueces, si su labor ya se vio alterada o ninguneada con la aparición del Hawk Eye (Ojo de Halcón), esta nueva medida supondría ya el toque de gracia. Hasta la aplicación de la nueva norma tenían como principal responsabilidad el hecho de permitir más o menos segundos de recuperación a los tenistas, en función de la intensidad y duración del punto anterior. Tiene poco sentido que los jugadores dispongan del mismo tiempo después de un ace que después de un largo e intenso peloteo.

Los dirigentes tienen la misión y la responsabilidad de dirigir los derroteros que debe seguir su deporte para no perder su esencia, adaptarse a los nuevos tiempos y mantener, si no aumentar la espectacularidad del mismo. Y del acierto de sus decisiones depende, en muchas ocasiones, la popularidad de nuestro deporte. Yo creo que lo que deberían intentar es conseguir que aumente el porcentaje de tiempo en que la bola está en juego (actualmente es del 15-20%) y que los puntos sean largos intercambios en los que los tenistas deban emplear distintas estratagemas y habilidades para anotárselos, que por algo son el tipo de peloteos que despiertan un también largo aplauso del público.

Por suerte, así seguirán permitiéndolo los jueces de silla en la presente edición de Wimbledon, administrando con su buen hacer y criterio ese no tan largo espacio de tiempo en el que el aficionado celebra un punto y los tenistas se recuperan para seguir contribuyendo al bonito espectáculo.

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