Marruecos, una misión contra el campeón

La ultracomprometida selección africana, primera semifinalista del continente, busca la final ante Francia, el equipo mejor armado del torneo: “Queremos reescribir la historia”

Didier Deschamps observa a sus jugadores durante el entrenamiento de este martes.IBRAHEEM AL OMARI (REUTERS)

Como muchos a estas alturas, el Francia-Marruecos de esta noche (20.00, La1) es solo un partido y también es mucho más que un partido. Para los africanos, la semifinal contra el último campeón del mundo contiene una misión trascendental que ayer describió ...

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Como muchos a estas alturas, el Francia-Marruecos de esta noche (20.00, La1) es solo un partido y también es mucho más que un partido. Para los africanos, la semifinal contra el último campeón del mundo contiene una misión trascendental que ayer describió su entrenador, Walid Regragui, nacido a las afueras de París: “Hemos venido a cambiar la mentalidad de nuestro continente. Si estuviéramos felices de llegar aquí, diríamos que esto es suficiente, pero no. Somos uno de los cuatro mejores equipos y queremos llegar a la final”, dijo. “Queremos reescribir los libros de Historia para toda África”.

La selección sorpresa del Mundial se ha convertido en un símbolo en ese continente y también de los países árabes. Pero también lo consideran una misión nacional: “Lo importante para nosotros es que representamos a Marruecos. Hay una imagen que mostrar al mundo, y este es el mejor escaparate. Lo cercanos que estamos a las familias es parte importante de nuestra cultura. También nuestra religión. Marruecos siempre ha sido un país que ha respetado religiones y países. Y como en el campo, somos generosos y no esperamos nada a cambio. Algunos pueden verlo como debilidad, pero yo lo veo como fortaleza”.

En el estadio de Al Bayt, diseñado como una jaima y levantado en los límites del desierto, el equipo de Regragui estará acompañado de unos 20.000 compatriotas empujando contra el país del que fueron protectorado.

Este extraordinario desplazamiento tiene en guardia a los franceses, como reconoció ayer Hugo Lloris: “Estamos intentando prepararnos. Va a haber un ambiente hostil, con muchos aficionados marroquíes que van a hacer mucho ruido. Va a ser difícil concentrarse”.

Francia es quizá el equipo mejor armado del torneo, con quintales de talento en todas las líneas y la guinda fulgurante de Mbappé. Enfrente tendrán una roca con una convicción superlativa, una selección que solo cuenta un gol en contra en cinco partidos, y se lo metieron ellos en propia puerta. Impenetrables en defensa, rápidos a la contra y desacomplejados con las críticas estilísticas, según Regragui: “No nos importa la posesión, ni los goles esperados. Guardiola era mi héroe. Quería quedarme la pelota, algo que puedes hacer con Bernardo Silva y De Bruyne. Me dan igual los periodistas europeos que nos critican. Esos días han terminado. Queremos ganar”.

Pero en su camino hacia ese cuento fantástico se interpone el campeón del mundo: “Han sido muy fuertes en defensa, pero los hemos estudiado y vamos a encontrar la solución”, dijo Deschamps, el seleccionador francés. “Queremos posesión, pero no sin más, sino para usarla y crear problemas al rival”.

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