Uno que duda, otro que se va

Estos Juegos han abierto una puerta adecuada a la operación salida de Nadal. Y al que le ha llegado ya el momento, sin remisión, es a Rudy Fernández

El capitán de la selección española masculina de baloncesto Rudy Fernández, en los Juegos de París.MATTEO MARCHI/FEB (MATTEO MARCHI/FEB)

Mientras esperaba el comienzo del España-Canadá, andaba meditando sobre las dudas que tiene Rafa Nadal sobre su futuro inmediato y que le acompañan ya desde hace tiempo. A Rafa le imagino en estos instantes en su pedazo de barco en Manacor, mirando el horizont...

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Mientras esperaba el comienzo del España-Canadá, andaba meditando sobre las dudas que tiene Rafa Nadal sobre su futuro inmediato y que le acompañan ya desde hace tiempo. A Rafa le imagino en estos instantes en su pedazo de barco en Manacor, mirando el horizonte con una raqueta en la mano en un maravilloso atardecer mediterráneo y preguntándose ¿me retiro o no me retiro?, esa es la cuestión. Al hilo de este tema, me recuerda un tuitero un texto escrito en el famoso blog de El Palomero, obra maestra de la literatura que reposa desde hace unos años en el cementerio de los blogs. Se titulaba Sobre la retirada, para no dejar dudas de lo que se iba a tratar. Os recomiendo su lectura total, pero con tanta plancha que tenemos estos días, os hago un resumen.

“Dentro de la vida de un deportista, hay algo a lo que por mucho que te prepares, lo imagines, o te lo cuenten, casi nunca estás lo suficientemente preparado. Una buena mañana, te levantas y no hay entrenamiento, ni competición en el horizonte. El teléfono ya no suena tanto y los periodistas no te entrevistan. Incluso casos de referentes sociales se ven afectados por una rápida disminución de la atención y demanda. Vivimos en una sociedad con cada vez menos memoria, donde el presente, lo útil, lo nuevo, cobra una relevancia mayor en detrimento del pasado, lo no productivo, lo ya visto. La retirada, que no deja de ser una pérdida de algo muy querido, exige una gestión mental adecuada que debería empezar mientras estás en activo. La edad temprana a la que debes enfrentarte a esta jubilación, el universo no del todo conectado con la normalidad en el que se vive hasta ese día, la falta de consciencia de mortalidad deportiva o la gestión dentro de una sociedad cada vez más del tipo kleenex (usar y tirar) pueden ser algunos de los obstáculos que hay que superar”

Para aquellos que piensan que hace ya tiempo que debería haber colgado la raqueta, acudo a un referente anterior, precisamente un amigo de Nadal. Pau Gasol. Después de una carrera tan prodigiosa como longeva, su físico empezó a fallar. Acercándose a los 40 y durante más de dos años todo eran malas noticias, recaídas, intentos frustrados de volver a la pista. Parecía una obsesión insana. ¿Qué necesidad? nos preguntábamos. Y cuando ya parecía imposible, comenzó a mejorar, a correr, a entrenar y finalmente a competir. Lo hizo dignamente, ayudó al Barça a ganar la liga y se despidió del mundo disputando sus quintos Juegos.

Creo que Rafa ha logrado lo mismo que Pau. Poder decir adiós en activo, vestido de corto, sudando a mares y dándolo todo. Estos juegos han abierto una puerta adecuada a la operación salida. Cerró su historial de duelos con Djokovic, compitió con su habitual fiereza, disfrutó con el dobles y pasó el testigo abrazando a su incuestionable sucesor Alcaraz. Todo ello en su pista y ciudad fetiche. Seguramente no era su despedida soñada caer en cuartos, pero las alternativas a futuro no parecen mejores. Salvo que piense que todavía puede volver a alcanzar la competitividad necesaria. Hasta ahora, la realidad lo ha desmentido.

Al que le ha llegado ya sin remisión el momento del adiós ha sido a Rudy Fernández. Seguro que ahora tiene un cabreo enorme por dejar estos juegos tan pronto, por haberse quedado tan cerca, porque si hubiesen competido ante Australia como lo han hecho ante Canadá otro gallo nos hubiese cantado. Pero ni su carrera, ni la forma en que ha terminado tiene un pero que ponerle. Todo lo contrario. El comportamiento de España ha sido muy estilo Rudy. Ante una Canadá más poderosa sobre todo en lo físico, los de Scariolo porfiaron, lucharon, no se rindieron y dejaron sobre la pista hasta el último aliento.

Mañana habrá tiempo para reflexionar sobre el presente y futuro de nuestra selección. Es momento de despedir con todos los honores a un tremendo jugador con una hoja de servicios colosal, deseándole que el siempre complicado ajuste a la vida civil sea lo más satisfactorio posible. De lo que estoy seguro es que su cuerpo se lo va a agradecer. Nosotros lo hacemos ahora.

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