Berlín, sede del debut de La Roja en la Eurocopa: dos ciudades en una y ningún campeón
Marc Torrejón, el único español que jugó en el Unión, relata cómo vive el fútbol la capital alemana
Dos ciudades en una y ningún campeón. Al menos, desde que se fundó la Bundesliga en 1963. Y hay que rebobinar hasta 1931, cuando el partido nazi todavía no había tomado el poder en Alemania (lo hizo en 1933), para encontrar al último líder de la capital, el Hertha. “Berlín es muy grande y cada zona tiene sus cosas...”, explica Marc Torrejón. El catalán es el dueño de una curiosa marca: es el único jugador español que ha pasado por el Unión Berlín. “Pero”, añade, “el fútbol no es lo principal de la ciud...
Dos ciudades en una y ningún campeón. Al menos, desde que se fundó la Bundesliga en 1963. Y hay que rebobinar hasta 1931, cuando el partido nazi todavía no había tomado el poder en Alemania (lo hizo en 1933), para encontrar al último líder de la capital, el Hertha. “Berlín es muy grande y cada zona tiene sus cosas...”, explica Marc Torrejón. El catalán es el dueño de una curiosa marca: es el único jugador español que ha pasado por el Unión Berlín. “Pero”, añade, “el fútbol no es lo principal de la ciudad a excepción de los barrios en los que hay equipos”
Berlín tiene cerca de 3,5 millones de habitantes; más que un país como Uruguay (tres millones), dos campeonatos del Mundo y 15 Copas Américas; menos que Croacia (3,8), finalista en Rusia 2018 y medalla de bronce en Qatar 2022. Sin embargo, esta temporada, el Unión Berlín estuvo a siete goles de jugar la promoción para evitar el descenso. Empató a puntos con el Bochum (33), pero se salvó gracias al goal average. Si hubiera caído a Segunda, Berlín se hubiese convertido con La Valeta (Malta) en las únicas capitales europeas sin ningún representante en la Primera división de su país.
Hoy Berlín está, por ejemplo, muy lejos de los ocho equipos que tiene Londres en la Premier League, ni hablar si se la compara con Buenos Aires: 12 clubes en Primera.
A Berlín, sin embargo, no le faltan clubes —el Dynamo (el gran campeón de la desaparecida RDA), el Tennis Borussia, el Viktoria, el Hertha Zehlendorf y el Hertha BSC, además del Unión, entre otros— ni tampoco pasión. “Eso fue lo que más me sorprendió: el ambiente del estadio y la cercanía entre el aficionado y el jugador. El trato que hay dentro del Unión con el fan es lo que le hace tan especial”, recuerda Torrejón. Antes de aterrizar en la capital alemana, el central formado en la cantera del Espanyol había pasado por el Kaiserslautern y el Friburgo. “Quería un cambio radical y empezar desde cero en un sitio donde no me conocieran. Al visitar el estadio del Kaiserslautern me dije que quería jugar allí”, explica Torrejón, hermano de Marta, multicampeona con el Barcelona, sobre su salida de España. Y Alemania lo conquistó. Lo hicieron sus estadios, “siempre están llenos”, cuenta, también su cultura futbolista, “de respeto máximo”.
El problema de Berlín es demasiado Berlín.
Aunque ya no hay muro y lo poco que queda de él es carne de turistas, la mayoría desesperados por dejar registrada en sus redes sociales una foto junto al famoso grafiti de Dmitri Vladímirovich Vrúbel, que retrata un beso entre Leonidas Brézhnev (secretario general del Partido Comunista y presidente de la URSS) y Erich Honecker (jefe de gobierno de RDA), la capital de Alemania parece tener por momentos dos almas. O varias. Algunas futboleras, ninguna lo suficiente como para solo entregarse a la pelota. “En Berlín hay de todo. No solo es muy grande, sino que también es muy diversa”, remata Torrejón. Lejos de la industrial cuenca del Ruhr, que cuenta con ciudades futboleras como Dortmund, Dusseldorf, Essen y Colonia, entre otras, la oferta de ocio de la capital alemana eclipsa a la pelota: tres óperas, dos zoológicos e infinidad de teatros y de restaurantes.
Berlín es demasiado grande, demasiado diversa, demasiado cultural, incluso para algo tan exagerado como el fútbol.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.