Alejandro Valverde moldea a Juan Ayuso a su imagen y semejanza antes del Mundial de ciclismo de Ruanda
El murciano se estrena como seleccionador nacional en búsqueda de un arcoíris que España no conquista desde 2018, cuando él mismo lo vistió en lo más alto del podio de Innsbruck
Revolotea una avispa entre el verdor de Navacerrada, allí donde la selección española de ciclismo ha convivido esta semana antes del Mundial en ruta de Ruanda, y se posa, amenazante, en el rostro de Juan Ayuso, que la espanta agitando la mano y, en un ambiente distendido, menos expuesto que el del UAE, ...
Revolotea una avispa entre el verdor de Navacerrada, allí donde la selección española de ciclismo ha convivido esta semana antes del Mundial en ruta de Ruanda, y se posa, amenazante, en el rostro de Juan Ayuso, que la espanta agitando la mano y, en un ambiente distendido, menos expuesto que el del UAE, equipo que abandonará con el año nuevo rumbo al Lidl-Trek, bromea: “Así me preparo para Ruanda”.
Sabe el alicantino que ese leve zumbido representa uno de los dos principales temores del combinado español antes de abordar el asalto al arcoíris en Kigali, capital del país africano. “El otro día hablé con Raúl [García Pierna] para felicitarle por la crono y me dijo que le había entrado un bicho en el maillot y que le había reventado entero”, confiesa ante el enjambre de periodistas que lo rodean en el jardín del prominente chalet que la federación española ha reservado para la ocasión en la sierra de Madrid, a la misma altitud que se disputará este domingo la prueba en línea del Mundial (a partir de las 9.45; Teledeporte y Eurosport).
La otra gran amenaza, apuntan desde el combinado español, es la imperante polución de Kigali, cuyo aire está hasta tres veces más contaminado que el de una ciudad como Madrid. “Todos los ciclistas dicen que les cuesta respirar”, apunta Alejandro Valverde, que se estrena en Ruanda como seleccionador nacional sin terminar de despojarse del maillot de ciclista. Así lo relatan Ayuso y el resto de integrantes del equipo español, que han sufrido en sus propias carnes las arrancadas del murciano por los sinuosos puertos madrileños antes de viajar a Kigali con escala en Bruselas. “Nada, nada”, quita peso Valverde, reacio a bajarse de la bicicleta que aparcó, al menos en la élite, en 2022; “les aceleré un poco en las siete revueltas [curvas de herradura en la vertiente segoviana del puerto de Navacerrada], pero nada del otro mundo”.
Ansía El Bala dar con una prolongación de sus piernas en las empolvadas carreteras de Ruanda y Ayuso, joven, explosivo y, como él, ganador, el que más de una generación repleta de talento, parece el idóneo a emular sus pasos. “Es un líder nato, alguien capaz de adaptarse a todos los terrenos”, dijo Valverde del alicantino en su presentación como seleccionador, allá por primavera. Varios meses después, ya con el de Jávea a su vera, el gesto le delata. “Si sale convencido de sus capacidades, estará adelante el domingo”.
No firma la medalla de plata el todavía ciclista del UAE, ambicioso, pero Valverde, atento a escasos metros, arquea las cejas para poco después llevarle la contraria. Una plata es una plata, piensa quien se colgó siete medallas en 14 Mundiales defendiendo los colores de España. Serán algo diferentes esta vez, azules marinos más difíciles de identificar en el pelotón, pero la ambición se mantiene intacta.
La gran incógnita, eso sí, recae en la preparación de Ayuso, que, vencedor de clásicas y de la Tirreno-Adriático en primavera, pinchó en el asalto al Giro de Italia y acudió a la llamada del UAE en la Vuelta a España sin el esperado bloque de altitud en sus piernas. Descartada, pues, la general, el de Jávea cazó tres triunfos de etapa en las semanas previas a una prueba a la que llega, de nuevo, sin preparación en altitud. “Es difícil, porque al ser un Mundial con tanto desnivel puede marcar mucho”, admite él, reacio, pese a todo, a descartarse antes de tiempo. “Me hubiera gustado hacer altura, pero creo que aun así la preparación ha sido buena. En Andorra [donde reside] y en Navacerrada he estado entrenando a la misma altitud a la que vamos a correr el domingo, así que más o menos llegaré adaptado. No es lo mismo que haber dormido tres semanas a dos mil metros, pero para una carrera de un día me debería valer”.
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