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El camino de vuelta de Eugenio López-Chacarra, el golfista que juega con Trump

El madrileño compite en el circuito europeo después de su paso por LIV, donde se convirtió en el español con más ganancias por un torneo

Nadie como Eugenio López-Chacarra (Madrid, 25 años) simboliza el terremoto que ha vivido el golf en las cuatro últimas temporadas tras la irrupción del capital saudí. El camino del jugador español lo reúne todo: estrella amateur en Estados Unidos, salto al mundo profesional de la mano de LIV, victoria multimillonaria en sus primeros pasos, bajón deportivo, salida por la puerta de atrás y regreso a la casilla de salida, al origen de los circuitos tradicionales. El madrileño es el primer golfista que firma un recorrido a la inversa, de un equipo de la Liga saudí al tour europeo, una autopista de ida y vuelta que ahora le sitúa en el Open de España.

“He recuperado la ilusión que tenía de niño”, cuenta Chacarra a EL PAÍS después de dos horas dando bolas en la cancha de prácticas. El niño que compartió algún entrenamiento con Seve se convirtió en una estrella amateur en Estados Unidos, donde cursaba Finanzas y Psicología en la universidad de Oklahoma. La promesa a sus padres de acabar los estudios saltó por los aires ante la oferta “irrechazable” de LIV en junio de 2022: 10 millones de dólares por dos temporadas y otros cinco variables por un tercer curso, más las ganancias por cada competición. “Es mucho dinero, tengo que aprovecharlo”, expresó.

Cuatro meses después, el petardazo. Una victoria en Bangkok le convirtió en el deportista español que ha ganado más dinero por un solo torneo: 4,88 millones de dólares por tres días. Por ejemplo, más del doble de lo ingresado por Rafa Nadal por vencer ese verano en Roland Garros. El bolsillo lleno le vació sin embargo de la aspiración de ser mejor jugador. Su rendimiento cayó: 16º clasificado como miembro de los Fireballs en 2022; 32º en 2023; y 39º en 2024 hasta quedarse sin equipo. Y vuelta al inicio.

“Estoy muy agradecido a LIV. Me dio cosas en la vida que no pensaba que pudiera tener con 25 años, me ayudó como persona y jugador y seguiría tomando la misma decisión, pero en los últimos tiempos perdí la motivación. Todo lo que me prometieron, como puntos del ranking mundial, no sucedió, y yo siempre he soñado con jugar los grandes, ir a la Ryder Cup, estar en el PGA Tour. Salir de LIV me ha dado la ambición de volver a mi nivel. Físicamente estoy mucho mejor y juego más sólido. Era lo que necesitaba, tener ilusión y un objetivo por delante”, afirma el madrileño. “LIV es lo que es. Solo juegan por dinero. Yo lo disfruté tres temporadas y ahora disfruto de lo que soñaba de pequeño”, añade Chacarra.

De repente, el chico debía buscarse la vida. “Este año era complicado. Sabía que no iba a tener muchas oportunidades, pero gracias al nivel que he tenido desde niño, cuando tengo una ocasión la aprovecho”, relata. Esa oportunidad fue la victoria el pasado marzo en el circuito europeo en India, triunfo que le garantizaba durante dos años la tarjeta y le permitía soñar con el billete para el circuito americano. Los 10 primeros clasificados en la Race to Dubai, el listado de los mejores en el circuito europeo, que no tengan ya la tarjeta del PGA o estén en LIV accederán al tour americano. Chacarra ocupa el puesto 31 y tiene por delante cinco torneos para escalar: este Open de España, India, Corea y las finales de Abu Dabi y Dubai. La penalización del PGA Tour por jugar en LIV terminó el 23 de septiembre.

Chacarra es el número 151 de la clasificación mundial y solo ha jugado dos grandes, y en ambos no pasó el corte, el US Open de 2024 y el PGA de 2025. Pero hoy es otro hombre, en cuerpo y alma. Llegó a perder 11 kilos de peso. “Por la desgana, en LIV estaba fuera de tono físico”, admite. Durante meses ha llevado de caddie a Hugo González, hijo del exfutbolista Raúl González Blanco. Es amigo de Gareth Bale, compañero de mañanas de golf en La Moraleja y tardes de videojuegos. Y también, afirma, del presidente estadounidense, Donald Trump, con quien jugó el pasado julio en el Trump National Golf Club en Washington y luego almorzó.

“Soy parte de la familia Trump Golf. Son un patrocinador mío. Es una familia que siempre me ha ayudado y tengo una gran relación con ellos. Tengo la suerte de conocer al presidente, he jugado al golf varias veces con él y ha estado espectacular conmigo. Es un lujo tenerle como asesor y como ayudante. Me dejan jugar y entrenar en todos sus campos de golf en todo el mundo, unos 20”, cuenta Chacarra, un tipo peculiar.

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