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La Ryder Cup de Nueva York se blinda ante la visita de Donald Trump

El torneo multiplica sus medidas de seguridad tras el anuncio de que el presidente estadounidense acudirá este viernes al campo de golf de Bethpage

Un ejército se prepara para recibir a un hombre. La Ryder Cup de Nueva York ha multiplicado y extremado sus medidas de seguridad ante el anuncio de que el presidente estadounidense, Donald Trump, acudirá este viernes por la tarde al campo de Bethpage para seguir la primera jornada de la competición y animar a los golfistas norteamericanos en su duelo frente a Europa. El torneo más prestigioso del golf mundial se ha blindado como nunca antes en sus 98 años de historia.

La organización establecerá “puntos de control al estilo TSA”, Administración de Seguridad del Transporte, es decir, la tecnología avanzada que se emplea en los aeropuertos estadounidenses para detectar elementos prohibidos en la cercanía de un vuelo. Esas barreras para los aficionados se situarán cerca de la casa club y en las gradas más próximas, como el tee de salida del primer hoyo y el green del último, las zonas por las que previsiblemente se moverá Trump. Si un espectador abandona uno de estos lugares y pretende volver a acceder, deberá pasar de nuevo por el filtro tecnológico.

Las puertas de Bethpage se abrirán a las 5.00 de la mañana para la disputa de la jornada inaugural y se pide a los espectadores que reduzcan el número de objetos que llevan con ellos. Alrededor de esas zonas más transitadas y que concentran al mayor número de seguidores (el inicio del recorrido y el final), está prohibido la entrada con sillas plegables portátiles, dispositivos de vapeo, recipientes con metal o plástico duro, paraguas grandes (se recomienda ponchos), ordenadores y tabletas. Todos los bolsos podrán ser inspeccionados por los agentes.

La Ryder será un búnker ante el temor a incidentes después del atentado contra Charlie Kirk y de la participación de Trump en la Asamblea General de la ONU, precisamente en una posición muy beligerante frente a Europa. A diferencia de un estadio de fútbol americano o de béisbol, el control de la seguridad es mucho más complejo en un espacio al aire libre y tan extenso como un campo de golf (sus 18 hoyos tienen una longitud de 6,8 kilómetros). Y la Ryder es un foco planetario, el tercer acontecimiento deportivo con más audiencia en el mundo tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol. Nueva York espera recibir este viernes a unos 50.000 espectadores que han pagado cada uno al menos 750 dólares por la entrada de una sola jornada. A esa pasarela tan expuesta pretende acudir Trump, un gran aficionado al golf y un hincha habitual en otros grandes acontecimientos deportivos. La final del pasado US Open de tenis entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, también en Nueva York, se retrasó debido a los controles por su llegada.

“La probabilidad de que alguien intente utilizar un evento como este para hacerse notar aumenta”, ha declarado a BBC Sport el mayor Stephen Udice, de la Policía del Estado de Nueva York, el oficial encargado de las emergencias de la Ryder Cup. “Estamos planificando como si hubiera amenazas. Tenemos múltiples capas diferentes que alguien que quiera causar caos y daño tendrá que atravesar. Tenemos drones, vamos a tener varios helicópteros de la policía estatal, tenemos unidades químicas, biológicas, radiológicas y numerosos perros detectores de bombas”, añade. El blindaje es inédito en la Ryder.

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