El esquí de montaña, entre la profesionalización olímpica y su esencia romántica

Las necesidades de la televisión han alterado el escenario de este deporte, sacando de quicio a unos y permitiendo al resto soñar con los Juegos de invierno del año próximo en Cortina-Milán

Oriol Cardona Coll celebra después de ganar el evento sprint de la Copa del Mundo de esquí de montaña el pasado 22 de febrero.Francesco Scaccianoce (Getty Images)

Para los románticos, la Pierra Menta es la gran cita mundial del esquí de montaña de competición, cuatro días en el Beaufortain francés, 15 cimas a escalar por encima de los 2.000 metros de altitud, aristas afiladas, uso de crampones, descensos salvajes… Todo en un escenario de alta montaña que concede a los ganadores (es una prueba por parejas) un prestigio enorme. Si la Pierra es el Tour de las Grandes Courses de skimo, la Patrulla de los Glaciares o la Mezzalama serían algo así como Giro y Vuelta. Cuando un grupo de amigos se inventó la Pierra Menta, en 1986, los esquiadores de montaña clás...

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Para los románticos, la Pierra Menta es la gran cita mundial del esquí de montaña de competición, cuatro días en el Beaufortain francés, 15 cimas a escalar por encima de los 2.000 metros de altitud, aristas afiladas, uso de crampones, descensos salvajes… Todo en un escenario de alta montaña que concede a los ganadores (es una prueba por parejas) un prestigio enorme. Si la Pierra es el Tour de las Grandes Courses de skimo, la Patrulla de los Glaciares o la Mezzalama serían algo así como Giro y Vuelta. Cuando un grupo de amigos se inventó la Pierra Menta, en 1986, los esquiadores de montaña clásicos, los que sufrían de alergia al ver un dorsal, criticaron con fuerza la incipiente moda de competir en las montañas: ¿a santo de qué tanta prisa, tanta gente vestida con mallas vistosas apelotonada en las laderas nevadas? Se quejaron, sí, pero su lamento se diluyó en el olvido. Ahora, el foco de atención del skimo se ha desplazado de la solemnidad de las montañas al blanco aséptico de las estaciones de esquí: los Juegos de 2026 en Cortina-Milán verán el estreno olímpico del esquí de montaña, un escenario que no es del gusto de todos.

Eurosport ofrece este año varias pruebas de la Copa del Mundo y los Mundiales de la especialidad, especialmente las que figuran en el programa olímpico: sprint y relevo mixto. Pero al margen de estas dos disciplinas existen tres más: la ya citada Grande Course, la prueba individual (unos 1.800 metros positivos) y la vertical: una subida contra el reloj de entre 600 y 800 metros de desnivel positivo. Las exigencias televisivas han desplazado la realización hasta un entorno mucho más amable y económico que el de la alta montaña, para disgusto de los puristas. Además, ha quedado fuera del programa olímpico la prueba individual, considerada como la verdadera referencia del deporte: demasiado larga y compleja para los tiempos televisivos. En la prueba individual de la Copa del Mundo de Andorra celebrada el último fin de semana del pasado enero, el campeón mundial William Bon-Mardion se negó a tomar la salida protestando por un trazado en el entorno de una estación de esquí que vulnera, a su juicio, el espíritu de la disciplina. Kilian Jornet, cuatro veces ganador de la Pierra Menta, salió en su apoyo mientras la mayoría de los competidores tomó la salida.

El seleccionar español de esquí de montaña, Toti Martín, defiende el nuevo formato: “Para que este deporte sea olímpico ha de poder verse en televisión, y en alta montaña las condiciones meteorológicas lo impedirían a menudo. Pero nada va a impedir que se celebre la Pierra Menta o las numerosas carreras en los Pirineos y los Alpes”. La llegada del olimpismo ha traído, igualmente, dinero. “Nuestro deporte ha podido profesionalizarse”, apunta Martín.

El vasco Iñigo Martínez de Albornoz, uno de los aspirantes a las dos plazas españolas en la modalidad de sprint, tiene claro que “la esencia está en las pruebas clásicas, pero el sueño olímpico me ha dado una oportunidad enorme de crecer”. El catalán Oriol Cardona, campeón del Mundo y de Europa de sprint, reconoce que ahora puede vivir del esquí y centrarse en su rendimiento. Atletas como el francés Bon-Mardion reclaman que la Copa del Mundo garantice trazados más comprometidos, naturales, salvajes, más cercanos a la esencia del esquí de montaña. Las mutaciones en el skimo se parecen a las sufridas por la escalada (con su extraña prueba de velocidad), todos obligados a cambiar para ajustarse al perfil olímpico.

Mientras unos protestan y otros aceptan, la cuarta prueba de la Copa del Mundo de sprint se ha celebrado este sábado en Bormio, Italia, donde Oriol Cardona logró su tercera victoria. A un suspiro del podio, ambos cuartos, Ot Ferrer y Ana Alonso, firmaron sendas finales tremendas. “Frente a la enorme tradición y medios de los países del arco alpino, nos hemos adaptado buscando cómo mejorar desde la ciencia y trabajando muy duro”, expone Toti Martín para explicar por qué España es una potencia mundial.

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